domingo, 5 de agosto de 2012

SIN EUROPA, SIN GOBIERNO Y SIN OPOSICIÓN


Hoy, España, o mejor dicho la mayoría de los españoles (algunos están haciendo su “agosto”), tenemos la sensación de encontrarnos sin dirección política, sin valores éticos ni intelectuales que nos hagan levantar la mirada y recuperar el orgullo.
A los alemanes les ha tocado en este tiempo llevar las riendas de Europa, debido a su especial posición económica. El gobierno germánico, ante un liderazgo no buscado (normalmente correspondía a Francia), intenta resolver la crisis sin soluciones políticas que aúnen y estimulen a los 26 pueblos que ese mismo país tuvo interés en hacer europeos. Con estas limitaciones, nos impone una dirección economicista, rígida y con un cierto espíritu calvinista, dando una solución basada exclusivamente en la contención rápida del déficit. Un obligado camino que está hundiendo a los países del Sur; creando dos espacios europeos que pueden hacerse irreconciliables. Draghi, hace unos días, con unas palabras sin compromisos claros, cambió la dirección de los mercados y las bolsas. Otras palabras del mismo personaje, después de la reunión del BCE y de aceptar las órdenes alemanas -basadas en la idea de no relajar la  disciplina- nos vuelven a la misma situación anterior con otra semana perdida que aumenta nuestra velocidad de caída. Es inaudito que, en una misma zona monetaria, unos países se financien al 0% de interés, mientras otros lo hacen al 7%. Cada vez estamos más convencidos de que el liderazgo alemán está siendo un problema añadido para la UE y un retraso en el necesario crecimiento para España.
Por su parte, el gobierno español, nos presenta cada vez de manera más evidente a un presidente inseguro, con palabras imprecisas que trasmiten desconfianza, como ocurrió el pasado día 3 de agosto, solemnizando lo obvio. Mientras vemos, a medida que se conocen datos, cómo se privatizan los servicios públicos: se han despedido 3.000 profesores de las escuelas públicas, a la vez que aumentan 2.000 nuevos profesores en las escuelas privadas, con un aumento de alumnos en la enseñanza obligatoria del 2%; otro tanto está ocurriendo en sanidad. Ahora sabemos que la aplicación del artículo 14 de la Ley Orgánica 2/2012 de 27 de abril de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, que declara prioridad absoluta el pago de intereses y capital de las deudas financieras frente a cualquier otro gasto, que ha obligado a Cataluña al impago de sueldos a los 100.000 trabajadores de distintas áreas sociales al tener que dar prioridad a los gastos financieros. Otra ley de los populares de una transcripción europea, donde de nuevo las situaciones sociales no  cuentan. Nos amenazan, además, con leyes estructurales en Educación, Función Pública y Sanidad, sin buscar los adecuados consensos para su imprescindible permanencia, lo que las hará necesariamente efímeras complicando el futuro de todos. Pero vivimos tiempos de irracionalidad, donde no caben la lógica ni el sentido de Estado. Pese a todos los sacrificios, la hacienda pública ha gastado, en estos seis primeros meses del año, el doble de lo que ingresó y el IVA ha disminuido sus ingresos en un 10%, lo que anulará en buena parte la previsión de la subida a partir de septiembre (están previstos 22.000 millones de €); aunque si disminuirá el poder adquisitivo de las clases medias y aumentará la inflación. Por otra parte el paro sigue creciendo y ya hay 1.700.000 parados sin prestación (34%), a la vez que muchos de ellos se podrán quedar sin la paga de los 400 € si el gobierno no dice otra cosa antes del 15 de agosto. Conocemos también las verdaderas preocupaciones de la dirección del PP, pues el pasado 26 de julio la secretaria general daba las consignas a los presidentes autonómicos, diciéndoles que no “usen demasiado” los coches oficiales (el coste de estos coches, suprimido por el gobierno francés, supone a los españoles 1.200 millones de € al año) y que pregonen a los cuatro vientos que la culpa de todo la tiene Zapatero. Para ellos, hundir a la oposición es su principal preocupación política, lo que indica que no han asumido aún su situación de gobierno ni tienen intención de buscar la necesaria negociación. Mientras esto ocurre se está destrozando el tejido productivo de las PYMES (uno de los grades compromisos de Rajoy) y pequeños establecimientos, siendo cada vez más evidente la pérdida de una generación de jóvenes.
Por último la oposición, especialmente el PSOE, no acaba de encontrar su espacio político y no llega a la opinión pública con una alternativa creible. La situación la describen de manera continuada las encuestas, a la vez que podemos contemplar, con preocupación, que en ninguna manifestación aparece el PSOE como solución alternativa a los problemas de España. Para una inmensa mayoría de españoles el PSOE es más de lo mismo. Cada vez resulta más evidente que España necesita una alternativa socialista.

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