La degradada situación política
a la que hemos llegado está traspasando los límites marcados a lo largo del
tiempo en el ejercicio del poder democrático. Se han hecho cotidianos,
comportamientos que creíamos incompatibles con su ejercicio. Creíamos que la
ética, el cumplimiento de los compromisos programáticos e incluso el derecho a
una información libre eran requisitos imprescindibles para el ejercicio del
poder democrático. Hoy hablar de ética está trasnochado, decir que deben
cumplir el programa comprometido es una ingenuidad y pretender una información
veraz y completa forma parte de las ensoñaciones utópicas. La corrupción, la
mentira y la opacidad se han adueñado de nuestra democracia. En esa situación,
si funcionaran las prácticas de una democracia parlamentaria, la oposición
haría su trabajo, convocaría continuamente a los medios de comunicación y sobre
todo, encabezaría la protesta de los ciudadanos en la calle. Pues bien, casi
nada de eso está ocurriendo.
El gobierno, inmerso en la corrupción, sigue
gobernando por decreto y ofreciendo mentiras y sinrazones para explicar lo
inexplicable. Ejerciendo una política de recortes en aquellas materias que
asegurarían el futuro, favoreciendo únicamente sus intereses, los de la Iglesia y los de los
grandes financieros. A la vez que intenta desprestigiar a la justicia, gracias
a un Parlamento compuesto por una clase política en desprestigio. La calle,
mientras tanto, protesta sin invocar alternativa, pues nadie le ofrece
confianza. De vez en cuando, un juez imparte justicia corrigiendo las
arbitrariedades del gobierno; unas solidarias manifestaciones anulan acciones
injustas o algún tribunal europeo anula leyes que no debieron hacerse. Fuera de
eso, nuestra democracia continúa su empobrecimiento en una Europa que, como
Merkel, felicita al gobierno, mientras en su país ofrece políticas sociales y
aumentos que aseguren su futuro en educación, sanidad e investigación. El Sur
no es grato hoy en Alemania.
Cada semana los datos de corrupción son más
alarmantes: el fraude fiscal de Bárcenas es doble de lo que calculó Hacienda;
se descubren nuevas cuentas en Bahamas, EE.UU. y Uruguay; está claro que Correa
facturó cientos de viajes a La
Moncloa durante el mandato de Aznar y algunos recibieron relojes
de 2.000€. La explicación de Floriano siguió la vieja teoría de la conspiración
e insidia contra su partido, a la vez que descalifica al juez, coincide con la
utilizada por Berlusconi. Mejor lo explicó la presidenta del “PP” en Euskadi al
decir que resultaba “vomitivo” que mientras unos se jugaban la vida otros
cobraban sobresueldos. Ahora, a petición de la fiscalía que ha visto
“abrumadores indicios de la comisión de delitos”, el juez Ruz ha ordenado
prisión incondicional y sin fianza para Bárcenas. El personaje llevaba las
cuentas del “PP” desde 1982 ocultando datos de los que ahora puede hablar. La cúpula
del partido, si tuviera ética, pediría perdón por tantas mentiras. De momento,
esta semana han aprobado en el Congreso la reforma del Consejo General del
Poder Judicial cuyos miembros opinan que rompe la independencia judicial. ¿Será
esa su hoja de ruta?
El presidente del PSOE y también de Andalucía ha
anunciado su retirada, alega que hay que dar paso a nuevas generaciones
socialistas, abriendo un proceso de primarias para elegir sucesor. Pese a todo
Rubalcaba mantiene el calendario. Resulta difícil entender que la Conferencia Política
de Octubre, con los métodos anteriores de participación, defina las políticas a
realizar y luego, en unas primarias de las que saldrá una importante
renovación, salgan los que deban realizarlas. El orden no es lógico y cabe pensar
que las primarias limitarán los candidatos que deban presentarse. Esperemos que
la Ejecutiva Federal
escuche el nuevo debate y deje de enrocarse.