domingo, 28 de enero de 2018

MALOS TIEMPOS PARA RAJOY

    El resultado de las elecciones catalanas ha marcado, entre otras cosas, un nuevo tiempo para Rajoy y no precisamente favorable. Los catalanes han castigado su reciente pasado de anticatalanismo y la denuncia del Estatut ya aprobado en referéndum. Además, estas elecciones, en las que han primado el sentimiento y las banderas, han valorado la valiente oposición de Inés Arrimadas. Unas elecciones que han provocado que las encuestas electorales para unas generales den al "PP" empate técnico con Cs. Noticia que Aznar ha recibido con júbilo por su evidente apoyo a Cs. Éstos por su parte han impedido al "PP" la formación de grupo en el "Parlament". Últimamente, la acelerada, impaciente y publicada reacción de Rajoy contra Puigdemont ha propiciado un informe desfavorable del Consejo de Estado, que quita solvencia jurídica a la denuncia y lleva al Constitucional al límite. Mientras Torrent sigue adelante y convoca el pleno de investidura para el próximo martes. Todo ello coincide con que el actual gobierno es el más flojo de los nombrados por Rajoy. 
    Esta semana "Oxfam Intermón" informaba que la recuperación económica ha favorecido cuatro veces más a los más ricos y que el 1% de los españoles controla la cuarta parte de la riqueza nacional. Por otro lado, la mesa del Congreso, controlada por el "PP" y Cs, tiene paralizadas casi 400 propuestas sobre nuevas leyes, corrección de algunas y supresión de otras como la Ley Mordaza. Realmente el Congreso no está cumpliendo sus funciones. A ello puede unirse el desdeñoso gesto de Rajoy sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres al decir: "No nos metamos ahora en eso", que ha supuesto la paralización de actuaciones y la crítica de los medios europeos. Lo que marca la sensibilidad del Presidente en la compleja problemática que rodea la igualdad de género... A todo esto se une el avance en algunos de los importantes juicios del "PP" y otras facetas de la lucha por lograr su impunidad. Veamos algunas de las últimas:
   La Audiencia Provincial de Madrid ha confirmado el procesamiento del "PP" por la destrucción de los discos duros de los ordenadores que el extesorero Luis Bárcenas utilizaba en la sede del partido en la calle Génova de Madrid. Ésta es ya la segunda vez que como partido tendrá que pasar por el banquillo. La primera vez se dio con la pieza del Caso Gürtell conocida como Primera Época, por ser beneficiado económicamente. La instructora del caso, Rosa Freire, confirma el procesamiento de la actual tesorera del PP, Carmen Navarro, el informático José Manuel Moreno y el abogado de la formación Alberto Durán y ha desestimado las peticiones de éstos.
    En la Gürtell valenciana, tanto los delatores como los que se inculpan, han señalado a la práctica totalidad de la cúpula de dirigentes del "PP" valenciano como corruptos y en especial al expresidente Camps. Como consecuencia de todo ello, ya se sabe que el tribunal impondrá únicamente una multa conjunta de 1,5 millones de €. Estos nueve empresarios que se autoinculparon, no sólo se han librado de la cárcel, sino que siguen copando las adjudicaciones públicas: 52 millones tras confesar. Mientras, el gobierno sigue nombrando sus jueces. Estos días toca nombrar en el Tribunal Supremo.
   Preguntado Rajoy sobre la Gürtell valenciana, dijo no conocer nada de los hechos, ni siquiera sabía si Camps pertenecía o no al "PP". Mientras éste, que no está imputado, sigue cobrando del Consejo Consultivo Valenciano 58.000 euros anuales. Hasta ahora conocemos los casos de: Bárcenas, Álvaro Lapuerta, las imputaciones al PP como partido, los de Valencia, Baleares, Madrid... Muy atrás quedaron las frases: “Esto no es una trama del PP, es una trama contra el PP”, o “Nadie se vende por tres trajes”. Cada vez es más difícil creer que Rajoy sea ajeno a las tramas de corrupción del "PP". 

domingo, 21 de enero de 2018

¿QUE ESTÁ PASANDO EN NUESTRA SOCIEDAD?

   Después del 15M, por tomar una fecha de referencia, creímos que habíamos descubierto un nuevo camino en la democracia, pero sin saber cómo y a pesar de la entrada en la política de dos nuevos partidos, el resultado de las votaciones ha ido marcando un camino aún peor. No es fácil entender cómo elección tras elección, el "PP" ha seguido ganándolas, pese a la enorme corrupción estructural, que sigue aumentando gracias a la "delación premiada"; a incumplir continuamente sus compromisos y a que su información tenga enormes lagunas, cuando no infinidad de mentiras. El voto en España no penaliza la corrupción, sin embargo ocupa el 2º lugar en sus preocupaciones. Lo curioso es que después se minusvaloran las instituciones que gestionan los políticos que han elegido unas semanas antes. Incluso vemos con normalidad como cuando más conciencia hay sobre la muerte del planeta, las energías renovables se desechan. Nuestra sociedad, más que razonar, parece seguir su horóscopo. ¿Qué está pasando?
   Está muy aceptado que existen dos vías de pensamiento: una, rápida, intuitiva y emocional, y otra, más lenta, esforzada y racional. La primera proporciona conclusiones de forma automática y es muy influenciable, y la segunda, respuestas más elaboradas y conscientes. Lo peculiar es que, en la mayoría de las ocasiones, no reflexionamos sobre cuál de las dos ha tomado las riendas de nuestro comportamiento. Eso explica, en parte, la situación actual. Sin darnos cuenta, en este tiempo empleamos preferentemente el sistema emocional con poca o nula racionalidad. Es sorprendente que la gente vote sin conocer los programas y guiado, mayoritariamente, por la simpatía o antipatía que despiertan sus líderes, o por otros aspectos basados, generalmente, en juicios que formamos con muy poca información. También, con frecuencia, cuando se cambia de opinión, "no se recuerda" cómo pensábamos antes. Es necesario que la racionalidad se acompañe de emotividad y viceversa, aunque lo mejor es que controle la racionalidad.
    Un ejemplo histórico del dominio de la emotividad fue la llegada de Hitler al poder en una votación democrática. En ese momento, el pueblo alemán llevaba años humillado y votó de forma mayoritariamente emotiva al político que le hablaba de recuperar el orgullo del pueblo alemán, eliminando a los causantes. Recordemos que la exclusiva racionalidad, fomentada por la Ilustración, nos llevó al despotismo ilustrado. 
    En este tiempo, muchos políticos, que tal vez no hayan leído a los patrocinadores de la democracia emocional, la practican a menudo con desmesura y lo que exhiben es un manojo de sensaciones inconexas. Tenemos ejemplos de todas clases, desde el histrionismo de políticos populistas, hasta los que se comportan como si actuaran en una telenovela. El abuso de la emotividad suele dejar al descubierto la falta de ideas constructivas y la impresión de que sólo nos interesa la publicidad.
    En las últimas elecciones catalanas ha primado la emotividad con más banderas que programas. En el conjunto de España, observamos que la izquierda se ha dejado perder la emotividad patriótica (bandera e himno por ejemplo), sin hablar de la utopía y ha perdido parte de su racionalidad en programas explicados y el análisis crítico de sus hechos. La derecha ha perdido los valores democráticos más racionales, aunque maneja bastante bien la emotividad de los valores patrios, utilizando a su antojo los medios de comunicación, incorporando eslogan como "todos los políticos son iguales", "la culpa es de Zapatero" y utilizando, según convenga, la superioridad y el victimismo con la constancia que exigía Goebels. Hasta ahora con éxito. Existe también un generalizado comportamiento (más en la izquierda) de votar con desgana al menos malo y no con la alegría contagiosa de votar al mejor. Las listas, fruto del clientelismo, dan esos frutos. 

domingo, 14 de enero de 2018

NECESITAMOS UN PROYECTO DE FUTURO

   Todo lo que está ocurriendo en nuestro entorno nos avisa de que estamos cambiando de manera importante nuestra forma de vivir: la duración media de la vida llega a los 86 años y nacen menos niños, por lo que se está creando un grave desequilibrio; la juventud sale del hogar con más de 30 años; la comunicación ha cambiado hasta el asombro y ahora nos vamos dando cuenta de que eso no nos hace más felices, e incluso pensamos que podemos estar creando peligrosas adicciones; el Bitcoin y otras monedas digitales que pueden abrir caminos nuevos para la economía y la forma de vida; el tamaño de los hogares se ha reducido, la mujer avanza, aún a cortos pasos, hacia la igualdad...Pese a vivir un mundo real muy distinto al de la anterior generación, la actual política española es incapaz de construir un nuevo proyecto de futuro que dé sentido y normas a este nuevo tiempo. Aquí cabe preguntarnos, cuándo tendremos un proyecto de futuro, pues con el actual gobierno, claramente inmovilista, están creciendo la avaricia, el egoísmo, la impunidad y la injusticia social.
    A lo largo de la historia del hombre, se han ido construyendo y adaptando valores, a medida que avanzaba. Actualmente, esos valores pueden también adaptarse y servir de referencia para este nuevo tiempo. Valores como la honestidad, la verdad, la amistad, la solidaridad, la educación en el respeto al otro..., valores que la humanidad ha tenido que adaptar en cada tiempo. Pero quizás sea conveniente analizar antes, aunque sea someramente, la actual situación política de España para saber de dónde partimos.
   Una buena parte del pueblo español cree que sigue padeciendo los recortes en educación, sanidad, dependencia, investigación, salarios, justicia social, e incluso libertades. Es claro que una parte de la población no tiene esa sensación y cree el mensaje de euforia que trasmite el gobierno. Por otro lado, no se está planificando: no tenemos un plan energético que permita aprovechar nuestra importante abundancia de las energías renovables; se violan con frecuencia los derechos humanos; las facilidades que se dan a la banca, a las eléctricas y a otras grandes empresas son la causa de que en sus Consejos de Administración se acomoden expolíticos; la naturaleza no se cuida y poco a poco se va deteriorando el territorio y se abandona el medio rural... 
   Por otra parte los partidos políticos, responsables también de la carencia de proyecto, se comportan como si la democracia sólo permitiera un ganador y carece del imprescindible sentido del diálogo político-programático para gobernar. No conciben que el que gana puede formar parte de la oposición. Es posible que hayan hecho mucho daño los gobiernos de mayoría absoluta o aquellos que compraban la mayoría sin entrar en la negociación programática. Practican de forma muy desigual la democracia interna, abunda el clientelismo a la hora de presentar sus listas. En elecciones parece que los programas no existen o si existen no se habla de ellos. Sólo se busca la destrucción del contrario. No se controla la financiación, pues faltan leyes que regulen su comportamiento y, sobre todo, falta una nueva Ley Electoral más proporcional.
   Los medios de comunicación carecen de la arquitectura legal de libertades y derechos que conforman toda democracia. Conocimos una época en la que la falta de libertad se identificaba, justamente, por el miedo a hablar. Hoy existe variedad. Abundan demasiado los que seleccionan la información, cuentan mentiras y medias verdades, lo que, en buena medida, se utiliza para negarle al ciudadano el acceso a la verdad. También existe, en menor medida y especialmente en la red, los que investigan para que conozcamos esa verdad. Por último añadir que no veo posible solución con el actual gobierno, por lo que la responsabilidad última es del ciudadano cuando vote. 

domingo, 7 de enero de 2018

UNA MIRADA CRÍTICA AL FUTURO AÑO

   Un país no puede existir sólo porque lo diga su Constitución. La nación es previa a la Constitución y ésta se limita a legitimar aquella. Pero a su vez, ésta debe ser cuidada como algo vivo, actual y útil. Cuando se convierte en algo meramente declarativo, sin vigencia social y sin eficacia normativa, es necesario su cambio, actualizando sus compromisos, generando nueva ilusión, a la vez que recupera la utilidad y la vigencia de la nación a la que sirve. La Constitución del 78 ha dado enormes servicios al país y debe ser el punto de partida para iniciar una reforma que mire a un nuevo futuro al que apunta claramente la nueva revolución industrial, social y política que estamos viviendo quizás, y ahí está lo grave, sin ver sus consecuencias.
    Pero reformar una Constitución no es una tarea que pueda hacerse con prisa y saltándose informes y debates, es necesaria una buena voluntad para que quepan todos sin vencedores ni vencidos. No podemos seguir manteniendo la ficción de que todos los poderes territoriales de España son leales a la Constitución, porque no es verdad. Es preciso revisar nuestro ordenamiento jurídico para garantizar que este principio básico para cualquier sociedad democrática sea políticamente efectivo. No podemos seguir así.
    Estamos asistiendo, sin valorarlo, al vaciamiento creciente de la fórmula básica que afecta a todo su contenido: "El Estado social y democrático de derecho", establecido como primacía en la Constitución de 1978. Párrafo violado por los sucesivos recortes laborales y sociales, así como en la igualdad de derechos de hombres y mujeres. Pero también de libertades básicas, como la conocida por “ley mordaza” o la que afecta al Código Penal, así como con las leyes de recentralización política y presupuestaria de un Estado autonómico, fallando incluso en la necesaria separación de poderes de la que debe partir toda constitución democrática. En resumen, la Constitución de 1978 ya no funciona realmente como Ley Fundamental del Estado.
    Es evidente que las elecciones generales del 26 de junio de 2016 establecieron una relación de fuerzas parlamentaria que no permite pensar en que existan condiciones para llamar a la apertura de un proceso constituyente, si bien tampoco parece que vaya a ser fácil un consenso interpartidario a favor de abrir el camino de la Reforma constitucional. Nos encontramos en una situación de incertidumbre y de crisis de gobernabilidad que finalmente ha podido resolverse con la formación de un gobierno del PP en minoría gracias al apoyo de Ciudadanos y a la abstención del PSOE, pero sin que por ello se haya conseguido la estabilidad política y parlamentaria que permita pensar que es posible, con el actual comportamiento de los partidos, un debate sereno para lograr un acuerdo constitucional equilibrado.
    Además el secesionismo nos ha privado de la paz social, de la convivencia tranquila y del futuro, pero todo eso ha sido posible en un contexto de desistimiento y de retracción de quienes debían evitarlo. La sociedad no ha encontrado en el PP un partido y un Gobierno capaz de hacer frente a las responsabilidades capitales que le correspondían. La sociedad se ha sentido abandonada, por ello y en consecuencia ha sido abandonado por las urnas. Por último: las sucesivas corrupciones, la impunidad, los discrecionales indultos del gobierno, los nombramientos del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Supremo e incluso del Tribunal Constitucional y de los Fiscales Anticorrupción... han desprestigiado la justicia y la política ante los ciudadanos.
    Quiero creer que este país es capaz de sorprender a propios y extraños en los momentos más difíciles de su larga historia. A nuestro pueblo le corresponderá elegir, en las próximas elecciones, a gente honrada, preparada y que sepa escuchar. Esperemos.