domingo, 14 de octubre de 2012

ESPERANDO A GODOT


A principio de los años cincuenta del pasado siglo, Samuel Beckett, escribía una extraña obra con el título que encabeza este comentario. Narra, en francés y en dos actos, la historia de dos vagabundos que esperan a un tal Godot; un personaje que no saben quién es ni si pasará por donde le esperan. Por otro lado Pozzo y su esclavo Lucky les hacen llegar un mensaje, “hoy no vendrá, pero mañana seguro que sí”. Pero en realidad, nunca llegará. Compromisos y realidades que nos recuerdan este tiempo.
Ahora tengo la impresión que todos estamos esperando a un tal Godot que nos saque de la confusión en que nos encontramos. En una sociedad que cree en la existencia de un divorcio entre los políticos y el pueblo, haciendo de ello un caso más de buenos y malos; el bueno es el pueblo que se cree limpio e inocente; los malos, los políticos. Tenemos así una especie de chivo expiatorio al que culpamos de todos los males, para nosotros ser inocentes. ¿Alguien puede creer que esto es así? Los políticos son del pueblo y elegidos por éste. Sin duda tenemos lo que merecemos. Resulta curioso cómo los que votaron un gobierno que sacó mayoría absoluta hace menos de un año, si ahora les preguntamos, casi nadie los ha votado. Como ejemplo para ver cómo somos, pensemos en el caso del voto autonómico en la Comunidad Valenciana. 
Debemos aprender del final de la obra, que Godot nunca va a venir. Que ese salvador somos todos y que hay que dejar de esperar y entrar en acción. Tenemos que ser solidarios y premiar la honradez a la vez que eliminamos los miedos para afrontar un futuro distinto al que quieren llevarnos. El cambio que necesitamos supone casi una revolución que, normalmente, no va a resolver la clase política que hoy tenemos, aunque sería imprescindible su colaboración. Más pronto que tarde habría que dejar de considerar intocable a un sector económico privilegiado, egoísta y amoral que impide el ejercicio de una auténtica POLITICA. Este año, por ejemplo, esos patriotas, muchos de ellos amnistiados por el gobierno, han sacado del país casi 300.000 millones de €. A la vez que se ponen todos los medios necesarios para luchar contra el fraude fiscal. En materia política, de manera consensuada y antes de unas próximas elecciones, habría que hacer una Ley de partidos que marcara de manera limpia las fuentes de financiación y la democracia interna de los mismos para facilitar los cambios, definiendo los derechos de los simpatizantes. En ese mismo tiempo y forma, habría que aprobar una nueva ley electoral más proporcional, con circunscripción distinta a la provincia, con listas abiertas y limitación de mandatos. Después de unas elecciones con estas nuevas situaciones que las harían más representativas y democráticas, sería necesario consensuar un importante cambio en la Constitución que, entre otras cosas, podría ver la viabilidad de una nueva forma de Estado, dar contenido o eliminar el Senado, eliminar diputaciones y concentrar los actuales municipios…  
Para dar nuevas razones a esas nuevas políticas económicas, debemos conocer lo que ahora nos dice, hasta el FMI: es necesario dar fin a la austeridad a ultranza en países como España, pues van inexorablemente a la ruina. También nos debemos dar cuenta de que Alemania, y ahora Bruselas, no están ofreciendo la Europa solidaria que necesitamos. Por ello, el gobierno no debe mantener unos presupuestos que pueden ser valientes, como afirman los dueños del dinero, pero que nos llevan al hundimiento como país. No debe continuar con unos recortes que han hecho que este año seamos el país europeo con más diferencias entre ricos y pobres e incluso que tengamos más de dos millones de niños pasando serias dificultades alimenticias, mientras algunos parlamentarios pagan, por opíparas comidas, menos de lo que le cobran a un niño en el colegio por usar la merendera que le ha preparado su madre.
Queremos un gobierno que gobierne y no que aun siga ejerciendo de oposición a Zapatero, al que culpa de todo, impidiendo los necesarios consensos con el PSOE y otros partidos minoritarios. España, por intereses del PP, no puede estar en un continuo proceso electoral, demorando decisiones que interesan al país.
No debemos permitir que los recortes para el control de “déficit” los realicen las comunidades autónomas a su antojo, amputando servicios tan básicos como la educación y la sanidad, mientras se dinamitan los principios de igualdad y solidaridad que dan sentido a la pertenencia de todos a un Estado. Si esto sigue así, además de causar destrozos irreparables, habrá más diferencias entre algunas comunidades que entre España y Finlandia. 
Sr. Presidente, si no busca aliados sociales y políticos a sus decisiones en momentos tan trascendentes para el futuro de todos y se empeña en mantener a ultranza el actual e ineficaz equipo de gobierno, pensaremos, como ya aseguran muchos, que el culpable de este desastre es únicamente Vd. 

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