domingo, 14 de julio de 2019

BLOQUEO POLÍTICO EN AMBOS FRENTES

    Esta semana, que se presentaba cargada de expectativas, ha conseguido rizar el rizo del absurdo. Por un lado se ha escenificado "aparentemente" la ruptura de UP y PSOE, "pero puede que no". Ya no hay nada predecible. Por otro lado, el tripartito de derechas parece que no consiguen encontrar la difícil fórmula de reunirse sin reunirse y hablar sin relacionarse y mucho menos fotografiarse, pero el "PP", mullidor de ambos, cree que es posible el acuerdo. Parece que a los españoles sólo nos toca esperar, mientras cada día que pasa sin acuerdos, nos acercamos un poco más a otras elecciones generales y a alguna autonómica. Cosa que habría que justificar de manera muy clara. El primer buen síntoma que destacamos ha sido que El PSOE y UP se garantizan controlar la Diputación Permanente del Congreso con el apoyo de ERC y PNV, factor importante en caso de disolución de las cámaras, pero la desconfianza sigue. PSOE y UP deben mirar a Portugal.
    Quizás convenga hacer algún análisis sobre cómo está evolucionando el multipartidismo, que tantas ventajas podría traer a nuestra democracia, con respecto al agotado bipartidismo. Así nos lo decían UP, considerado heredero del 15M, y que calificó de "casta" a los que militamos en los partidos clásicos. Por su parte Cs tenía intención de evitar las irreconciliables diferencias y constituir un puente para el entendimiento de todos, a la vez que se proclamaba luchador incansable contra la corrupción. Ambos comenzaron su andadura con indudable éxito. ¿Qué ha pasado?
   En una primera mirada, tengo la impresión de que desde aquellos primeros planteamientos, hubiera pasado mucho más tiempo del real. Como si se hubiera producido un envejecimiento prematuro en ambos, aunque eso sí, desde situaciones radicalmente diferenciadas. Es decir, se han adaptado a algunas situaciones políticas de los viejos partidos, unos adjudicándose la situación de profetas únicos de su ideología, aunque ahora prefieren primero los cargos y después los programas, quizás justificado por su especial situación de supervivencia, y Cs que parece haber elegido el odio como estrategia. Ambos desconocen la autocrítica. Pese a todo, aún queda la esperanza de que la oscuridad del abismo electoral para ambos modere su actitud final.
    Sin embargo, en este singular momento político, el conflicto catalán está evolucionando, aparentemente, de otra forma. Por un lado las elecciones, gracias a Valls y su buen sentido político de elegir lo menos malo, desobedeciendo a Cs, ha conseguido que el Ayuntamiento de Barcelona no haya sido para los independentistas, logrando que Ada Colau mantenga la alcaldía con el apoyo del PSC. Resulta curioso observar como Cs, en otro tiempo el partido más votado en Cataluña, ha malgastado ese caudal político, dejando como recuerdo único su "singular" visita a Puigdemont en Waterloo. Ahora sólo habla del 155, fuera de tiempo y sin razones jurídicas que  lo avalen. Por otra parte, el PSC de Iceta con el apoyo de JxCat han decidido que la presidenta de la Diputación de Barcelona sea la socialista Nuria Marín. Con todo lo que eso lleva consigo. Por otro lado, el nombramiento de Borrell como máximo responsable de Exteriores y Defensa ha puesto nerviosos a los independentistas que pueden ver, con asombro, cómo desaparecen algunas embajadas importantes y se dificulta su acción exterior, sin dar cuenta al Ministerio de Exteriores de España. Sin duda tanto PSOE como UP, y parece que los independentistas, lo consideran también así. Quizás se esté en el momento para iniciar unas negociaciones que empiecen a pacificar Cataluña y evitar que la derecha no comience con sus mentiras a declarar que la patria está en peligro y ellos vienen a salvarla con las armas del 155. Ahora que todo parece estar mal quizás se empiece a ver la luz. Unos hechos que Sánchez no quiere que se tuerzan.  

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