domingo, 4 de julio de 2021

EL NEGATIVISMO Y LA JUDICIALIZACIÓN DE LAS DERECHAS PUEDEN HACER INVIABLE LA SALIDA DEMÓCRÁTICA PARA LA UNIDAD DE ESPAÑA Y CATALUÑA

    Parece fuera de toda duda que las decisiones en una democracia deben tomarse con diálogo y empatía, nunca utilizando subterfugios que la perviertan. El "PP" de Casado, desde su inicio, está haciendo una oposición negacionista (cargada de insultos y mentiras), buscando la judicialización, como ventaja heredada, utilizando para estos fines al CGPJ, que está situando en los más importantes puestos de la Justicia a una mayoría absoluta de afines ideológicos, pese a que la derecha actual ya no tiene la mayoría que se exige en el Parlamento. Esta situación, claramente inconstitucional, está permitiendo nombrar a jueces de por vida en el Tribunal Supremo, una situación que le favorece y a la que se han unido Vox y Cs. La última muestra está siendo su forma de actuar contra los indultos. El CGPJ sigue nombrando jueces, sin un gesto. Casado, por su parte, se permite decir que él es el primer defensor de la Constitución e insultar al Presidente del Gobierno, diciendo que es él quien la incumple y que por los indultos está fuera de la Ley, dando por seguro que las reclamaciones ante el TS serán atendidas favorablemente. Además ha considerado a Vox un partido de centro/ derecha. Veremos.

Este año, a pesar de las dificultades previsibles, en los días de la inauguración privada del Mobile World Congress en Barcelona, lleno de incertidumbre por la pandemia, pudimos ver al Rey, al presidente español y al catalán juntos, durante más de una hora en la inauguración privada del congreso y luego cenaron juntos. En menos de 24 horas Felipe VI, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el de la Generalitat, Pere Aragonès, compartieron mesa y charla por la Fira de Barcelona en un ambiente de normalidad. Nada de los desplantes de otros años. Todos han ocupado su silla pese a que, como ya es habitual, ni Aragonès ni la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, salieron a recibir al Rey al exterior de la Fira. Y es que este año, más que ningún otro, el apoyo institucional era necesario. El congreso afronta su edición de transición con pocos asistentes. “Se esperan unas 35.000 personas, muchos menos de los que era normal en pasados años”. Sin duda el nuevo trato, es un elemento positivo.

Esta semana, Sánchez y Aragonès han reactivado la mesa de negociación. Cada uno con su postura inicial, como era de prever: Aragonès, pidiendo amnistía y referéndum para la independencia y Sánchez exigiendo que todo lo que se acuerde debe caber en la Constitución y estar dentro de la ley. Esperemos que pronto empiecen a mover posturas y a considerar secretas las negociaciones. También es de esperar que las derechas digan, pase lo que pase, que el Presidente se está arrastrando para conseguir seguir en la Moncloa a costa de la unidad de España. Esperemos que, pese a las dificultades, tengamos fumata blanca. De momento se ha conseguido un cierto deshielo institucional. Soy de los que cree que el martes 29 de junio sea una fecha histórica.

Por otro lado, Casado sigue cometiendo errores, que nos dan la voz de alarma sobre su pensamiento político. En el pasado pleno del Congreso, afirmó sobre la Guerra Civil: "Fue un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia”. El pasado miércoles, en el Congreso de los Diputados, Pablo Casado dio un paso más en la radicalización de su discurso. Una vez más su excesiva verborrea ha conseguido que los historiadores estén en su contra.

Por último, una reflexión: la radicalización derechista de Casado puede ser una seria advertencia para que los independentistas ayuden a encontrar acuerdos. 

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