domingo, 19 de mayo de 2013

“PALOS DE CIEGO”


    El dicho popular nace de la “piñata”, un juego en el que los participantes, con los ojos vendados y armados de un palo, la emprenden a garrotazos hasta que rompen la pieza de barro pendiente de un hilo. La imagen de dar palos a diestro y siniestro sin mirar dónde se dirigen recuerda a los gobiernos de Merkel y su acólito Rajoy intentando, a fuerza de bandazos, encontrar una solución para una crisis que ha sumido a Europa en una recesión de año y medio, la más prolongada de su historia. Eso no impide que sigan dando “palos de ciego”, aunque deben de hacer trampas, pues siempre dan a los más débiles.
    Berlín carga con dureza contra la troika y la Comisión Europea; Barroso critica la política de austeridad económico-moral, de inspiración alemana, en voz baja pues las elecciones alemanas pueden hacer rodar cabezas. Uno de los peor parados, España, va a ponerse bajo la vigilancia de Bruselas que no se fía, y el próximo 29 pueden ponernos sanciones por los enormes desequilibrios. Algo parecido a si hubiéramos pedido el rescate pero sin darnos dinero. Nuestro gobierno, atrapado en el caso Gürtel-Bárcenas, dedica mucho tiempo a poner trabas en la instrucción del juez Ruz, a la vez que busca quien le sustituya y se pliegue a sus deseos. Después, ya con los suyos en el Supremo y el Constitucional, podrán decir, con aires de víctima, que tenemos que pedirles perdón por tanta calumnia. Las últimas amenazas de Bárcenas hablan de documentos firmados con dinero “negrísimo”. Gallardón sonríe, aunque su ministerio puede estar en juego. El encierro de Blesa (nombrado por Aznar), uno de los 100 banqueros imputados, abre ligeras esperanzas. Mientras, el PSOE sigue buscando excusas para aplazar las primarias a tiempos tan cercanos a las elecciones que terminen quedándose los mismos. 
    Esta situación de improvisación egoísta, al parecer generalizada en Europa, no debe impedir que volvamos la vista a nuestro país, donde los destrozos están siendo especialmente duros e injustos. Ya sabemos con certeza que el gobierno dice unas cosas en Europa, otras a los bancos y otras a los españoles, los menos valorados, que nos informa con silencios, lejanías, medias verdades y mentiras. En el pasado Consejo de Ministros del 3 de mayo, Rajoy nos pintó un sombrío panorama para el empleo, los recortes y la deuda, entre otros. La reacción popular al ver su resignación y ausencia de soluciones, les hizo cambiar el discurso y volver al engaño. Salieron en tromba diciendo que estábamos en el final de la crisis, que la reforma laboral es un éxito, que España era creíble… y cosas por el estilo. En unos días, sin otra cosa que un discurso distinto, nos hicieron creer que todo había cambiado e incluso que la baja de la prima de riesgo era mérito de Rajoy. Nuevos insultos a la inteligencia. 
    La realidad es que no saben qué hacer, como bien ha dicho el ministro de Exteriores. Sin disminuir el “déficit” y con el ahorro como coartada, han conseguido en año y medio: crear la mayor fractura social y el mayor número de personas en situación de pobreza desde que existen datos; que los derechos de la mujer hayan disminuido; que las denuncias por malos tratos hayan bajado el 35%  por la desconfianza e inseguridad que han generado sus políticas que ahora penalizarán el aborto; que se estén violando los derechos humanos por el abandono de la Ley de Dependencia y por haber creado una sanidad selectiva; que nos estén dejando sin futuro despreciando la investigación y hundiendo la educación pública. Nadie ha destrozado tanto en tan poco tiempo.
    Por último, dar las gracias a los indignados del 15M por demostrarnos que aún existe una juventud descontenta que quiere cambiar el mundo y por darnos esperanzas de que puede conseguirse, pues: “si rompen nuestros sueños, no les dejaremos dormir”.

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