domingo, 7 de julio de 2013

LA GERMANIZACIÓN DE EUROPA

       Cada vez tenemos un conocimiento más completo de las causas de la crisis y de sus soluciones. El capitalismo actual tiene su eje en la especulación. Existe un crecimiento desproporcionado del dinero con respecto a la economía real, y esa masa de dinero opera sin control en los círculos financieros. Actualmente intenta recuperar la confianza en los mercados a través de las políticas de ajuste, enormemente dañinas para los países que las implantan. El sistema financiero ha pasado, sin que las políticas públicas hayan intentado impedirlo, de creadores de riqueza a simples especuladores.
    En esta situación la estructura de las decisiones europeas ha demostrado su inoperancia, debido a los intereses nacionales y a un sistema enormemente burocratizado. Por otro lado, las reticencias de Francia a seguir por la senda marcada han dejado prácticamente sola a una Alemania conservadora, enormemente rígida en sus decisiones y con un espíritu casi religioso sobre la economía. El gobierno alemán, con escasa visión política sobre Europa, ha seguido la práctica de la inacción, añadiendo insolidaridad; imponiendo políticas idénticas a países enormemente distintos, cuando no políticas diferenciadas en función de sus intereses nacionales. En España, por ejemplo, se ha aplicado una política laboral, con acuerdos previos que podían haberse mantenido, en un país con tradición de paro y en un momento de crisis aguda donde era presumible un aumento masivo del desempleo, incrementado por la insensibilidad de nuestro gobierno al añadir numerosos despidos en la Función Pública y no tener en cuenta la renovación de los convenios, lo que permite a las empresas aumentar la presión en detrimento de más de dos millones de trabajadores, con el consiguiente aumento de los litigios debido al limbo jurídico creado. Otro tanto puede decirse de nuestro desastroso sistema fiscal, pues las medidas impuestas han bajado los ingresos, aumentando la fractura social. El gobierno con su ineficacia ha aumentado el problema creado.
     La preponderancia alemana ha sido utilizada por el gobierno de Merkel de una manera absolutamente egoísta: aprovechando que el sistema financiero mundial está siendo dirigido por los especialistas de Goldman Sachs, de  E.E.U.U., con importantes enlaces en Alemania. Su influencia ha pasado a la política: Mario Monti fue consejero de este complejo financiero, Mario Draghi fue vicepresidente y así con otros eminentes técnicos económicos. Esta circunstancia y su papel de locomotora han permitido a Alemania financiarse de manera gratuita y tener a sus bancos a resguardo. A la vez ha influido en la política italiana, paralizando el avance de la unión bancaria y la eliminación de los “Paraísos Fiscales”. Lo que ha creado una enorme desigualdad en la financiación de los estados del euro y en la marcha y competitividad de sus empresas.
     Ahora sabemos que el Deutsche Bank puede ser el gran problema financiero de Europa. J.P. Morgan estima que necesita de inmediato 12.300 millones de euros para cumplir con Basilea III. Mientras el mercado mantiene las dudas sobre las auténticas necesidades. Curiosamente, Mario Draghi ha roto su tradicional ambigüedad hacia el futuro, afirmando: “el Consejo espera que los tipos se mantengan en los actuales niveles o más bajos durante un periodo prolongado”, lo que ha hecho subir las bolsas y dar un respiro al primer banco alemán. ¡Qué fácil es todo cuando interesa a Alemania!
     Ya hay mensajes sobre la superioridad alemana en extremistas como Hans-Werner Sinn, presidente del influyente IFO alemán quién afirma que hay que trasladar el modelo alemán a toda Europa. A la vez que se deja extender la idea entre ese pueblo de que los del Sur somos vagos y lastramos su desarrollo. La superioridad alemana no es la argamasa con la que se construirá más Europa. Pensémoslo.                                          
          ¡¡¡Viva San Fermín!!!
 

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