Leopoldo Abadía afirmaba hace unos días: “Con 55.000 millones de déficit, 1 billón de deuda, y más de 5 millones de parados, la crisis no ha terminado, aunque hayamos mejorado”. También es justo reconocer la importancia de la UE y del BCE: nuestros presupuestos se aprueban en Bruselas y ellos marcan el déficit, el tipo de interés y el valor de la deuda. Por ello la economía de España es, en buena parte, el resultado de esas políticas. Además, en esta ocasión, han influido favorablemente otras situaciones que tampoco dependen del gobierno, como la bajada del petróleo y la pérdida de valor del euro. El gobierno ha aportado la bajada de salarios. Las alabanzas de Draghi no son otra cosa que el reconocimiento de que han hecho lo que les han mandado, sin entrar en “cómo” lo han hecho. Lo honesto sería reconocer que no hemos salido de la crisis y que el camino elegido para recortar los 150.000 millones de euros ha sido demoledor para el futuro de España, pues ha destrozado una generación y el Estado de Bienestar conseguido. En el contexto de una corrupción general, estructurada a lo largo de 20 años, que ha destrozado las instituciones. Ahora Draghi, después de la loa, pide otra reforma laboral “más eficaz” que baje el paro. Sigamos, sin comentarios.
La política fiscal ha estado envuelta en la oscuridad y la injustica. Lo cierto es que durante el gobierno del “PP” han subido casi todos los impuestos: IRPF, sociedades, IVA, impuestos especiales y los nuevos impuestos energéticos. Las bajadas electorales, sólo representan el 17,5% de las anteriores subidas. El saldo en cifras arroja un aumento de la presión fiscal de 19.500 millones de €, que básicamente afecta a las clases medias. En cuanto al grave problema del fraude, es cierto que han aumentado los “pillados”, sin embargo también lo es el pobre resultado final. El Tribunal de Cuentas ha denunciado a la Agencia Tributaria por la paralización en la gestión de los fraudes. La deuda de contribuyentes en 2013 (el último año fiscalizado) ha sido de 50.174 millones de €. El cómputo final arroja que los infractores permanecen. Ahora la detención de Rato, acusado por la fiscalía de alzamiento de bienes, blanqueo de capitales y fraude fiscal demuestra que más que juzgar a una persona se juzga toda una mentalidad. El Ministro de Justicia declaró: “si no hay delito penal no pasa nada”. Es decir, que es normal para el ministro que un altísimo cargo tenga empresas en paraísos fiscales y dinero fuera. A la vez sabemos que la “amnistía fiscal” se hizo para los amigos. Es necesaria la publicación de los favorecidos. Así no creeremos en el “chivo expiatorio”.
Otra difícil tarea es conocer el empleo y lo que le rodea. Sin duda la nueva ley ha traído paro, empleo precario, sueldos bajos y pérdida de derechos. Las cifras no se corresponden con otros datos derivados: en 2014 hubo 417.000 afiliados nuevos, fue uno de los mejores años de la crisis y sin embargo el peor para los ingresos de la S.S., que alcanzó un déficit histórico de 15.006 millones de €. Ese alto número de afiliados ingresó 300 millones de € a la SS. Como referencia en 2010, antes de la reforma laboral, los 320.000 nuevos afiliados ingresaron 1.900 millones de € (siete veces más). Además se han gastado el 41% del superávit de Zapatero. Así las pensiones peligran.
Por último, la “Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal” exigida por Bruselas y creada por la Ley Orgánica 6/213 de 14 de marzo, dice que no se cumplirá el déficit público para 2015. Además, el último informe de la autoridad Fiscal de Bruselas pone en evidencia al Gobierno al afirmar que con el nuevo índice de revalorización de las pensiones, entre 2016 y 2020 los pensionistas perderán poder adquisitivo a razón de 1,5% cada año. Sólo el voto puede traer la solución.
Mi mejor recuerdo a la “II República” en el 84 aniversario de su proclamación.
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