domingo, 18 de septiembre de 2016

PARA RAJOY, LA CULPA SIEMPRE ES DEL OTRO

   Los psicólogos infantiles dicen que los niños echan la culpa a otro por el miedo a perder el aprecio de sus padres. En las organizaciones de los mayores, y especialmente en las políticas, también se produce un proceso parecido. El culpable deja de atender el problema real al que se enfrenta para dirigir el foco sobre otro al que pasa la culpa, y presentar el problema como resuelto, para no perder el apoyo público. Es el esquema usado por Rajoy. Para ello, hay que saber mentir y carecer de sentido de la justicia. 
   Durante todo su mandato, Rajoy buscó como estrategia, sobre la que volcar toda la propaganda del gobierno, del "PP", de los medios de comunicación estatales y de los afines, la de culpar de todas sus malas decisiones al PSOE, omitiendo todas aquellas cosas de las que se había aprovechado como el superávit en la caja de pensiones, la escasa deuda contraída, la entrada en el G-20, los pactos con países que aportaban emigrantes, la clara transferencia de poderes... El silencio del PSOE en su defensa facilitó el éxito. En la corrupción utilizó el "y tú más" y el silencio, con menor éxito. 
   Ahora que dispone, desde el principio, de aliados dentro del propio PSOE, que ven con buenos ojos la triple alianza: "PP", Ciudadanos y PSOE (al que le tocaría "únicamente" la abstención), el chivo expiatorio elegido, al que ya ha declarado públicamente como su mayor enemigo, es Pedro Sánchez. Pero aunque ésta sea la estrategia general, hay otras circunstanciales, donde no colaría culpar a Sánchez. 
   En los muchos casos de corrupción que se han ido descubriendo a lo largo del último tiempo ha intentado nuevos caminos como: culpar a los jueces de emitir sentencias políticas; a ciertos fiscales de sentido partidista y de manera general han metido a jueces de su confianza en puestos clave a la hora de juzgar los casos más relevantes, o sacando leyes que faciliten la anulación del proceso, al limitar los tiempos de instrucción, sembrando de dudas la independencia del poder judicial.
   Estos días destacan las malas noticias del llamado "martes negro". Un momento previamente feliz por las encuestas. En ese "martes 13", ocurrieron: el "caso Soria"; la apertura de causa por el T. S. a Rita Barberá; Jaume Matas pacta con el fiscal confesar sus delitos a cambio de no ir a prisión; la maniobra, desvelada por eldiario.es, por la que el "PP" intenta recusar a la juez del caso 'ordenadores de Bárcenas'. Todos ellos los ha despachado Rajoy, de momento, con su tradicional silencio y diciendo en tono despectivo: "son chismes y cosas menores que no merecen más tiempo". Su gravedad merece un pequeño apartado pues, como tantas veces, ponen al "PP" delante de España.
    El "caso Soria" ha dejado al descubierto lo poco que al "PP" le importa la ética: ha mentido todo el gobierno con Rajoy incluido; ha desviado la responsabilidad a Guindos, que admite en comisión que es un nombramiento discrecional, pero que "no fue político", ¿entonces que fue? Por su parte, Ana Pastor se ha plegado a los deseos de Rajoy, anteponiendo el interés del partido a la independencia del poder legislativo.
    En el caso "Rita", Rajoy ha utilizado la estrategia del silencio. Rita conoce muchas interioridades y un error puede arruinarle. También sabe que Rivera se adaptará. La actitud unánime del Parlamento valenciano sitúa el caso en una mayor gravedad política por el apoyo del "PP" valenciano y la situación de los concejales implicados.
    Matas puede ser la "garganta profunda" para Rajoy si el fiscal consuma el pacto.
    Por último, recusar a la juez del caso de los ordenadores, coincidiendo con la retirada de Bárcenas es muy sospechoso. La clase política no debe permitir que siga gobernando Rajoy. ¿Habrá que esperar a nuevas malas noticias para mayor evidencia?

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