domingo, 19 de marzo de 2017

CUANDO LAS BARBAS DE TU VECINO VEAS PELAR...

    La primera impresión sobre el resultado de las pasadas elecciones en Holanda ha sido de alivio, al conseguir que el ultraderechista y antieuropeo Geert Wilders no ganara el proceso, pues su triunfo podría haber sido un elemento catalizador que ayudara al triunfo populista en Francia y Alemania, con la consiguiente inestabilidad política para la continuidad de la UE. Solo falta que el "Partido Popular por la Libertad y la Democracia", de Rutte, forme gobierno y consiga los 76 apoyos necesarios en un parlamento de 150 asientos, en el que estarán representadas 13 formaciones distintas.
   Si profundizamos algo más, veremos que el miedo al populismo ha calado en los holandeses que han participado de manera masiva (82%), lo que pone en valor la importancia de la concienciación ciudadana, pues la participación democrática ha conseguido evitar el desastre. Pero además conviene tener en cuenta otras lecturas: el Partido Popular ha sido el más votado pese a pasar de 40 a 33 escaños; han subido en votos y escaños el partido animalista y el partido de los pensionistas, habiendo conseguido la mayor subida el partido ecologista Izquierda Verde y un partido socialista de izquierdas conocido por las siglas SP. El gran batacazo se lo ha llevado el Partido del Trabajo (socialdemócrata) del ministro de Finanzas que ha pasado de 38 escaños a 9, y que formaba coalición de gobierno con el Popular. Ambos han seguido las políticas liberales y de los recortes marcadas por la UE. El resultado final es que sigue gobernando un partido liberal menos estable y casi desaparece la socialdemocracia. Se ha pasado, para muchos, de Guatemala a Guatepeor.
   Para la socialdemocracia, ya desaparecida en Grecia, la caída continúa, a excepción de Portugal. Se apunta como causa principal que los ciudadanos europeos están percibiendo que el centro-izquierda ha sido y está siendo cómplice de la desregulación financiera y de las políticas liberales, que ha incubado la peor crisis financiera de los últimos años, y de las nefastas políticas económicas y sociales empleadas para su salida. En el mes próximo el PSF corre el riesgo de no estar en la segunda vuelta y que de nuevo se vea obligado a respaldar a la derecha para impedir la llegada del "Frente Nacional". El próximo 24 de septiembre tendrán lugar las elecciones generales en Alemania, que se presentan como un duelo entre Martin Schulz y Merkel, a los que amenaza el partido de extrema derecha "Alternativa por Alemania" muy unido al Frente Nacional francés. Dos elecciones decisivas para la continuidad de la UE.
   Cada país tiene su propio esquema social y sus peculiaridades históricas. Sería un error trasladar, sin corrección, lo ocurrido en Holanda y otros países a España, pero también, ignorar lo que está pasando y no poner las barbas a remojar. La sensación de muchos españoles con el PSOE está dominada por la abstención en la investidura de Rajoy, que le ha permitido seguir con sus políticas. Decisión salida de un C.F., el del 1de octubre, que ocasionó el mayor conflicto interno del PSOE en la democracia. Que provocó la destitución de un Secretario General elegido en unas primarias absolutamente limpias, dio paso a una gestora que cambió los compromisos electorales aprobados por unanimidad en el Comité Federal anterior, retrasando irresponsablemente la fecha de las primarias. Quizás deberíamos dejar atrás, nunca olvidar, ese tiempo y mirar a Europa para no cometer los mismos errores. Resulta inevitable la sensación de la implicación de Susana Díaz en ese proceso y el seguidismo de la gestora a su voluntad. Ahora debemos buscar la unidad, la participación y el aumento de militantes y votantes. El mejor situado ahora es Pedro Sánchez, que vendrá a Albacete el próximo jueves, a recordarnos, con orgullo, que somos un partido de izquierdas. Ya era hora. 

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