domingo, 12 de marzo de 2017

IGUALDAD REAL ENTRE HOMBRE Y MUJER

    La "Ley Orgánica para la igualdad efectiva entre hombres y mujeres" entró en vigor el 23 de marzo de 2007. Antes se estableció en el PSOE lo que se llamaron "listas cremallera" que obligaban a una discriminación positiva, muy discutida, aunque con buenos resultados en la participación política de la mujer. El paso del tiempo ha demostrado que la igualdad de derechos no era suficiente, se necesitaban más medios e intervenciones para conseguir la igualdad real en todos los ámbitos de la vida entre mujeres y hombres. Hoy, los jóvenes están aumentando los comportamientos machistas y se detectaron nuevos fallos en educación. Hagamos un análisis del problema.
   En primer lugar, en la desigualdad de la mujer destaca claramente que es un fenómeno cultural de vieja tradición entre nosotros, que implica prejuicios discriminatorios, estigmatizadores, de inferioridad, de sometimiento y de abuso de poder de un género dominante sobre el otro. Ante todo ello la sociedad calla, tolera y no denuncia. Pensemos que en los últimos 5 años se han cometido 681 asesinatos por violencia de género y que en 2016 se produjeron 142.893 denuncias, un 13,6% más. 
   Una conducta heredada generación tras generación que se ha convertido en un paradigma contrario a los derechos humanos y que debe revertirse con la aportación de todos: hombres, mujeres, medios de comunicación, empresarios, enseñantes, partidos políticos, sindicatos..., para conseguir un largo y complejo "Pacto de Estado" que implique: programas de educación; usos empresariales en la contratación con igualdad de sueldos, vacaciones, permisos por maternidad y paternidad, y horarios adecuados, para igualar las tareas del hogar; depuración del diccionario para eliminar el lenguaje machista; juegos de la infancia no violentos ni diferenciados y apoyo de los medios de comunicación. Por último, si hay denuncia por malos tratos, es necesario actuar con rapidez, separando la pareja con medidas inmediatas que protejan a la mujer, u hombre en su caso, y ofrezcan seguridad durante un tiempo, para lo que es necesario un presupuesto adecuado y las suficientes infraestructuras jurídica, policial, de servicios sociales asistenciales y psicológicos, de vivienda y de empleo. Es evidente que la tarea es larga, difícil y costosa pero que es absolutamente necesaria si se quiere cambiar la mentalidad de una sociedad machista que necesita la normalización de la convivencia y cambiar viejas costumbres sociales entre sexos para prosperar adecuadamente. En definitiva, debemos alumbrar una sociedad más solidaria que permita seguir avanzando.
   Es innegable que existen avances en algunos espacios: en la Universidad ya hay más mujeres que hombres y con excelentes resultados, también en la investigación, en la función pública y poco más. Pero al lado de estas minorías, existe una inmensa mayoría de mujeres que se concentran sometidas, y con trabajos que tienen relación con los roles y estereotipos que tradicionalmente se les ha atribuido y que ocupan más del 80% de esos empleos: empleadas domésticas y de cuidado de enfermos, personal de limpieza, dependientas cara al público, servicios no cualificados, cajeras y taquilleras... Además de que a trabajos iguales, cobran sueldos un 22% inferior y están discriminadas para ocupar puestos de alta dirección. Con problemas mayores en el medio rural. Por otro lado, asistimos a un aumento de asesinatos de violencia machista, por falta de eficacia en la protección. Todo en un momento en que la LOMCE baja la guardia en el mensaje de participación, de educación para la ciudanía, en un intento por desprestigiar la enseñanza pública en beneficio de la enseñanza privada, especialmente la religiosa. 
   Afortunadamente este año el día de la mujer ha demostrado que poseen un alto capital político y esperemos resultados excelentes en la huelga del próximo 21.

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