domingo, 18 de noviembre de 2018

EL COMPLEJO PUZLE DE LA POLÍTICA ESPAÑOLA

   Si echamos la vista atrás, el momento actual representa una novedad para nada comparable con el tiempo pasado en democracia. Hoy nuestro complejo rompecabezas político se mueve en un mundo a la vez caótico, que pudiera ser el comienzo de la revolución del siglo XXI, con la mujer como parte muy importante. No olvidemos que la historia nos enseña que los grandes avances de la ciencia han sido precursores de cambios revolucionarios en todos los aspectos y la aparición de la informática ha cambiado la velocidad de crecimiento de otras ciencias, nuestra forma de relacionarnos, el comercio, la economía y, para muchos, está influyendo incluso en el desarrollo del cerebro. Hoy, como ya apuntamos, hay crisis en la democracia que coincide con la aparición de populismos, autoritarismos y nacionalismos, acompañadas de la desaparición de valores morales y éticos que sostenían lo que antes llamábamos principios, lo que recuerda el comienzo de los fascismos como final de la ilustración. Este preámbulo quiere situarnos en un mundo que influirá en España en los años futuros, en los que estaremos expuestos a múltiples riesgos y también a grandes ventajas, según la sensatez con que se muevan el pueblo y los políticos. Ahora vayamos a lo nuestro.
   Rajoy creó una "falsa seguridad", basada en impedir cualquier cambio, a la vez que eliminaba libertades, mejoras sociales y derechos, impidiendo el crecimiento de nuevas formas y tendencias. Todo lo relacionado con la justicia social quedó sin hacer.
   Ahora España está regida por una nueva generación política, sin experiencia de poder, que para nada parece seguir el rastro de la anterior. Por otra parte, también por primera vez, aparece un nuevo partido que se reconoce de "extrema derecha", me refiero a VOX, mientras que los partidos de ideología liberal abandonan el centro derecha. Así Pablo Casado, presidente del "PP", manifestó que en los elementos esenciales está de acuerdo con VOX, también ha permitido el voto a favor de Hungría en su primera intervención en Europa, además de definir a España, de manera joseantoniana, como una "unidad de destino universal" y  hacer de Aznar su mentor ideológico. Por su parte Albert Rivera (Cs), que en sus comienzos se presentó como de centro izquierda, pactando un programa con el PSOE, para de la noche a la mañana definirse liberal de centro/derecha, y después considerarse afín con VOX e invitarle en su acto a favor de la Guardia Civil en Alsásua y son también afines con Aznar. 
   La unidad de ambos, a la vez rivales, ha creado la estrategia de la "bronca continuada". En esta práctica la dirección parece llevarla Pablo Casado, que no quiere disimular la aportación personal para demostrar su liderazgo. Primero atacaron con voracidad el "asunto de los másteres" y otras titulaciones a los que muchos medios dieron una inmerecida cobertura en momentos en los que las necesidades de la ciudadanía eran la supervivencia de muchas familias y las jubilaciones. Con ello consiguieron alguna dimisión pero salieron "trasquilados", después apareció "el caso Villarejo" en el que Casado dejó en posición muy delicada al "PP". Después buscó la ofensa personal a Sánchez con un lenguaje cada vez más agresivo. Citamos alguna muestra: "Sánchez es responsable de un Golpe de Estado" o bien "Sánchez pacta con golpistas, racistas y con sus viejos amigos de la ETA". Ahora "PP" y Cs tratan de situar a Sánchez fuera del PSOE y de la Constitución... Los cuatro meses de Casado han supuesto un retroceso del centro derecha. Él y Rivera fomentan el nacionalismo español.
   Toda esta pugna partidaria tiene abierto el primer enfrentamiento electoral, en Andalucía, desde el pasado jueves. Además esa autonomía es la más poblada de España, con ocho millones de habitantes, por tanto bastante representativa. Esperemos. 

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