Parece evidente que es casual que estos dos temas hayan entrado en la precampaña y todo apunta a que seguirán en la campaña. Sin restar importancia a ninguno de estos dos temas, sería un error centrarse sólo en ellos y olvidarse de los programas con el análisis y soluciones sobre una posible crisis económica por causas ajenas y propias, junto a la ecología, la igualdad de la mujer, la España vaciada, la actualización de las pensiones, la brecha social. Eliminando los insultos y mentiras.
El problema catalán se ha presentado, en estos últimos días, con una cara distinta: la división del separatismo, su disminución en las encuestas y el menguado éxito del 1-O les plantea la necesidad de crear en las próximas fechas, con motivo de la sentencia, una movilización masiva que les haga recuperar el espacio perdido. Para calentar el ambiente han cruzado la línea roja, abriendo la puerta a la violencia, hasta ahora alejada y condenada. Torra se ha erigido el animador directo, defendiendo a los detenidos por terrorismo, y volviendo a incitar a la desobediencia y al incumplimiento de la Ley, todo ello en el Parlament. No han aprendido nada del reciente pasado que dejó claro que fuera de la ley no hay espacio reivindicativo y que el panorama internacional ha cambiado; el pasado viernes el Gobierno en funciones anunciaba una campaña internacional ante el fallo del "procés". El camino emprendido por los independentistas arriesga el diálogo político, necesario para la solución del problema de Cataluña y evitar seguir arruinándola y rompiendo su convivencia. Cataluña no es así.
Como era de esperar, la mayoría de los líderes más sobresalientes han modificado su discurso: El presidente en funciones, P. Sánchez, ha endurecido su postura y anuncia que el Ejecutivo enviará un requerimiento a la Mesa del Parlament por el tipo de resoluciones que está impulsando y que buscará la "unidad de los partidos" nacionales si se dan las condiciones para activar la suspensión de la autonomía en Catalunya. Avisa que un Gobierno en funciones podría aplicar el 155, aunque reconociendo dificultades, añadiendo que ahora no hay motivo para ello. Casado pide que se aplique "la ley de seguridad nacional" para controlar las fuerzas de seguridad y diluir o cerrar la inteligencia catalana, una ley que no lo permite, renunciando, de momento, a la aplicación del 155 y creyendo que la solución es aplicar la ley, sin acertar con la ley que elige, únicamente para sacar renta electoral. Iglesias no comparte la hoja de ruta del "proces", está en contra de la aplicación del 155 y lo completa con un escrito para fijar su posición y evitar malentendidos. Rivera, en otra actuación electoralista, no patriótica, presentará una moción de censura que no puede ganar. Cuando su partido fue el más votado no quiso actuar pues el resultado era previsible.
En cuanto a la exhumación de los restos de Franco, parece que existe unanimidad en su aceptación por la izquierda, mientras PP y Cs callan para evitar acusaciones de “electoralismo” pues corren el riesgo de acusar al TS de haber querido apoyar al PSOE. Vox habla de la profanación de la tumba de Franco y Díaz Ayuso recuerda que puede empezar, de nuevo, la quema de iglesias y el portador del Cs afirma que él lo impedirá. Han evolucionado poco en los últimos años y ahora han superado a Vox por la derecha. El gobierno, teniendo en cuenta la claridad de la sentencia del TS, que obvia todos los problemas, quiere realizar la exhumación cuanto antes, aunque habrá que esperar el fallo del recurso de los Franco. Fuera de este tiempo habrá que identificar los restos y solucionar los problemas jurídicos por los que los enjuiciaron.
Por último, pedir en los debates y mítines que no haya insultos ni mentiras.
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