domingo, 20 de mayo de 2012

ENTRE LA INDIGNACIÓN Y LA ESPERANZA

   Hace sólo siete meses que el  PP decía a los cuatro vientos: “España solucionará sus problemas con el cambio de gobierno. La sola presencia de Rajoy generará confianza en los mercados”. Hoy, con cinco meses en el poder, después de todos los incumplimientos imaginables, de haber destrozado el Estado de Bienestar y de mantener como estrategia: “Todo está peor de lo que pensábamos”, nos encontramos con que la marca España está más desprestigiada que nunca, la deuda soberana toca techo, la bolsa se desploma y la indignación de los españoles sube.
  
Cuando empezaron los reveses, más que asumirlos o pedir disculpas por lo prometido y no cumplido, buscaron con altanería “la estrategia de los culpables”: durante los cuatro primeros meses repetían desde sus muchos espacios de poder: “la culpa de todo la tienen los socialistas”. Con el segundo plan financiero, como ya era suyo el fracaso del primero, y les había estallado BANKIA arrastrando en su caída a toda la banca, buscaron como culpable al Banco de España y a su cabeza Fernández Ordoñez. Últimamente de los problemas con Latinoamérica, echan la culpa a Baltasar Garzón y de los problemas de la deuda, a la situación de Grecia. Mientras, en estas últimas semanas, la desconfianza de los mercados hacia España -aquel mal del que culpaban en exclusiva a Zapatero- ha anidado, además, como nunca había pasado, hasta hacer que las instituciones europeas desconfíen de los planes del gobierno. Han desprestigiado al Banco de España y como consecuencia han tenido que asumir una auditoría externa con el riesgo que supone la valoración externa de los activos inmobiliarios. Como colofón, hace unas horas, han descubierto un aumento de 4.000 millones de euros en el déficit (así se sitúa en el 8,9%) en tres de sus clásicas autonomías, Madrid, Valencia y Castilla-León, para cuya debacle les va a resultar difícil encontrar culpables ajenos. Por su parte el ECOFIN (el Consejo de Ministros de Economía Europeo) les ha dicho que más que buscar culpables, deberían encontrar soluciones, pues han tenido la torpeza de presentar el enorme agujero de la banca sin facilitar alternativas para su financiación.

Necesitamos con urgencia una hoja de ruta que marque por donde debemos ir y el porqué, y buscar el apoyo de otros partidos políticos, sin soberbia, para presentarnos unidos ante el mundo financiero, pues aunque no lo necesite el PP, España lo necesita. Mientras tanto, al otro lado del Pirineo, se comienza a respirar un nuevo aire que deja espacio a la esperanza, pues se nos habla de la necesidad de bases éticas y de crecimiento urgente, dando más flexibilidad a la contención del déficit. La política, con mayúsculas, parece que puede empezar a tomar protagonismo.

En esta línea debemos resaltar que el pasado domingo, 6 de mayo, fue enormemente importante para un nuevo enfoque de la crisis en Europa. Por un lado, nuestra vecina Francia decidió apostar por el socialista moderado François Hollande que se postulaba como el político que intentará conseguir que los líderes europeos dirijan una mirada humana sobre el ciudadano, entre tanto razonamiento político neoliberal sobre macroeconomía. En sus primeros días de gobierno ha asumido, antes de cualquier otra decisión, un código ético y la bajada del 30% de todo el gobierno y altos cargos. Por otro lado, las elecciones griegas parecen haber demostrado a Europa que la intransigencia en los recortes está propiciando el ascenso de los partidos de ideología extrema, con la consiguiente merma de los moderados. La coalición de izquierdas encabezada por su líder, Alexis Tsipras (la segunda fuerza electoral), exige para gobernar la ruptura de los acuerdos con la troika. Las nuevas elecciones pueden traer sorpresas, para cuyas soluciones no servirá la intransigencia alemana. En un tercer frente, las elecciones en el pequeño länder alemán de Schleswig Holstein, han dado el gobierno, por primera vez en muchos años, a la coalición socialdemócrata-verdes.

La situación del Gobierno de Ángela Merkel se complicó de nuevo el pasado domingo 13 de mayo, tras la clara derrota de su partido en las elecciones regionales de Renania del Norte-Westfalia (el más poblado de Alemania), la peor en su historia en ese estado federado, que le lleva a tener minoría en el Senado alemán. Ante esta nueva situación ha insinuado un posible compromiso con la oposición social-demócrata, pues necesita su apoyo para sacarlo adelante. Ya admite que "cuanto más crecimiento hay, más posibilidades de reducir la deuda". La nueva situación y las conversaciones con Hollande, abren un camino a la esperanza. La Alemania intransigente y despótica, puede dar paso a una Europa con más contenido social.

El presidente del Consejo de Europa Van Rumpuy ha convocado una reunión de los dirigentes europeos para el 23 de mayo. Esperemos que si hay decisiones para favorecer el crecimiento, el gobierno del PP sea tan diligente para construir, como lo está siendo para destruir. Ahora sí que puede decirse que el nuevo camino es culpa de los socialistas “europeos”. En España, Andalucía, pese a las muchas trabas, ha realizado los recortes sin sobrepasar las llamadas líneas rojas sociales. Parece que se puede acabar el pensamiento único y poco razonable de: “no hay otra forma de actuar”, “no hay otra salida”, “es absolutamente necesario”, con el que hasta ahora nos han explicado los recortes.

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