domingo, 15 de septiembre de 2013

LA POLÍTICA DEL AVESTRUZ

    Llamamos “política del avestruz” a una forma de trabajo que pretende hacer desaparecer los problemas negando su existencia en lugar de darlos a conocer fomentando el diálogo y el análisis lógico para solucionarlos. 
    La presentación de la candidatura de Madrid para las olimpiadas del 2020 creó enormes expectativas a un pueblo desilusionado, harto de injusticias, al que hicieron ver que este evento sería la solución de todos los problemas. Ocultaron que el momento internacional no era el apropiado: el conflicto de Gibraltar con innecesarias declaraciones creó mal ambiente en la Commonwealth; París y Berlín van a intentar ser sedes en las olimpiadas de 2024 y el triunfo de España no les favorece por la rotación de continentes que acostumbra el COI; con Argentina, país receptor de las candidaturas, estamos en el peor momento. Además, nuestra situación económica es desastrosa con 6 millones de parados; la corrupción, que afecta al gobierno, se conoce internacionalmente; el juicio por el dopaje del caso Puerto no se cerró bien; la inseguridad de los turistas ha salido en el momento más inoportuno. Se da la circunstancia de tener un gobierno al que no le interesa el deporte, pues las federaciones están peor que nunca; que Madrid, la sede de los juegos, no tiene en cuenta a los disminuidos físicos en sus calles ni en el deporte, lo que nos ha impedido hacer un importante canto al deporte paralímpico, una de nuestras grandes aportaciones al olimpismo; que esta misma ciudad, con desprecio al deporte base, privatiza las instalaciones municipales; que pese a esa política deportiva se ha gastado 9.800 millones de € en infraestructuras desde que se ha postulado, transformándose en el municipio más endeudado de España y no hablemos de los ridículos y abusos. De no ocultarlo, habrían eliminado la enorme desilusión, acercándonos a una realidad de la que se huye continuamente. No excluyo  que el COI esté lleno de aprovechados y que el resultado pudiera estar pactado antes, como dijo Putin a Rajoy en la reunión del G-20. Por último, para conocer la catadura de Rajoy, al perder la postulación anterior dijo: “esta derrota es una prueba más del fracaso de la política del Gobierno socialista”. 
    Ahora el gobierno debe evitar desconocer la masiva emoción independentista en Cataluña. Recordemos que en el año 2006 se acordó entre Zapatero y Más (en ausencia de ERC) el nuevo Estatuto de Cataluña, aprobado en las Cortes Generales en mayo y sometido a referéndum en Cataluña en julio (aprobado por el 73,9% del 48,35% de participantes). En 2010, por denuncia del “PP”, el TC desechó una serie de importantes disposiciones que, curiosamente, se incluyeron sin consecuencias en el estatuto de Andalucía. Desde entonces se ha ido ignorando el crecimiento del sentimiento independentista, acelerado en los dos últimos años. Sentimiento que se fomenta desde el gobierno de CiU con un proyecto soberanista para las elecciones de 2012, lo que le valió un importante retroceso electoral. Para seguir gobernando, pactó con ERC una consulta para decidir el futuro de Cataluña a celebrar en 2014. Durante este tiempo el gobierno ha seguido fracasando en la política económica y aumentando la corrupción, lo que ha generado nuevas pérdidas de votos respecto a ERC en las encuestas. Con esta perspectiva su discurso soberanista parece, más que otra cosa, una huida hacia adelante. Mas, se ha comparado con Luther King, para fomentar un nuevo y heroico victimismo. Hay que resaltar el comportamiento pacífico y ordenado de la importante manifestación popular que visualiza y da seriedad al problema de Cataluña. También es importante la carencia de manifestaciones contrarias en Cataluña y el resto de España, que hubieran dificultado la solución. Es necesario que los gobiernos catalán y español negocien con racionalidad y sentido de Estado, para su posterior aprobación por los parlamentos. En la idea de que entre el independentismo y el quietismo hay mucho camino por recorrer. Lo peor sería ocultar de nuevo la realidad de lo que está pasando.

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