domingo, 29 de septiembre de 2013

ALEMANIA VOTÓ POR ALEMANIA

    Las elecciones de 2013 al Bundestag y Bundesrat (algo parecido a nuestros Congreso y Senado) han dado el triunfo a Merkel. Los votantes se han identificado por la empatía y emotividad despertadas por ella, y por la continuidad.  Pese a la opción elegida, Alemania no es un país conservador puesto que los escaños de la derecha (311) en el Bundestag, son menos que en la izquierda (319), entre estos el SPD, el más europeísta, ha obtenido 192 (en España con esos números y nuestro singular sentido de la política, gobernaría la izquierda). Pero además se ha producido el segundo peor dato de participación desde 1949. Destacar la escasa importancia que la CDU/CSU ha dado a Europa. Los únicos compromisos de la candidata han sido no consentir los eurobonos ni las emisiones de deuda conjunta, es decir “menos Europa”. En principio, este triunfo no es una buena noticia para España. Alemania ha optado por la seguridad financiera frente a la solidaridad que necesita Europa, especialmente los países del Sur, a los que esos votantes ignoran. El filósofo alemán Jürgen Habermas (El Mundo, 21/09/2013), opina: “El proyecto europeo, como tal, está inconcluso y el proceso de creación de nuevas instituciones europeas deberán recoger un elemento que ya tiene de hecho un papel propio, la solidaridad”.
    Resulta curioso que el país que ideó el “Estado de Bienestar” para todos, sea ahora, cuando es más rico, el promotor de su lenta destrucción. En Alemania son 8 millones de trabajadores los que ganan menos de 8€/hora; cerca de 3 millones necesitan un segundo empleo para vivir; su PIB depende más de las exportaciones que del consumo interno; uno de cada tres niños viven en un hogar por debajo del índice de pobreza; aumenta continuamente la fractura social y disminuye de forma alarmante la clase media ¿Les suenan estos datos? Pero también tienen pleno empleo y los bajos salarios y carencias se complementan con subvenciones públicas que representan el 60% del presupuesto (300.000 millones de €). Si analizamos las bases del bienestar: en sanidad gastan el 11,8% del PIB (la media europea es el 9,6% y España el 9,5%); en educación, competencia de los länder, el 5% (UE el 5,3% y España el 4,5%); en pensiones el 10,8% (UE el 12,2% y España el 10%).  Sin embargo en I+D+I gastan el 3% del PIB (UE el 2,3%, España el 1,33%). Sus números no les hacen campeones en los derechos que caracterizan el “Estado de Bienestar”.
    La política alemana de estos últimos años ha paralizado la construcción europea, dificultando las medidas adecuadas para la salida de la crisis de los países más necesitados; han retrasado indefinidamente aspectos como la unión bancaria y el supervisor único. La propia Alemania, en lugar de invertir en aumentar la capacidad productiva con sus inmensos ahorros financieros (carece de infraestructuras adecuadas, de mano de obra especializada y de energía), los ha dedicado a la compra de activos financieros en el exterior, lo que ha hecho que la economía alemana esté al límite de su capacidad y, sobre todo, ha tolerado en beneficio propio las enormes diferencias entre los intereses de su deuda y el de los países más pobres permitiendo, por omisión y conveniencia, la libertad de movimientos de las finanzas especulativas, de los paraísos fiscales e imponiendo el alargamiento de las crisis nacionales con rescates inadecuados, lo que ha creado desequilibrios en su economía y causado la pobreza a  millones de europeos. 
    No creamos que no todo es solidaridad, Alemania estaría mejor si a España, por ejemplo, le va bien; lo que requiere un giro de Alemania en el enfoque de la política europea. Esperemos que la coalición CDU/SPD corrija esas políticas y se avance en la construcción europea, por interés de todos sus ciudadanos, incluso los de Alemania. 

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