domingo, 9 de febrero de 2014

SR. PRESIDENTE: ¿CUANDO SALDREMOS DE LA CORRUPCIÓN?

    En la “Convención” del “PP”, el Sr. Presidente ha contado que estamos saliendo de la crisis con el esfuerzo de todos. Hemos observado que los bancos y grandes empresas, los culpables de la crisis, aumentan sus ganancias, pero los ciudadanos que dependen de su trabajo, los que pagan la culpa, están cada vez peor: hay más represión ante la protesta, más paro, más desahucios, el trabajo es precario y con salarios de miseria, el 30% de los niños están en el umbral de la pobreza, las familias han disminuido sus ingresos un 20%, y de nuevo para abortar hay que ir al extranjero… Sr. Presidente, Vd. no habla para todos, habla para los suyos, buscando conseguir la unidad de su partido y el silencio de los demás. Los que mandan, Vd. incluido, actúan con absoluta opacidad, sin explicar la procedencia de sus recursos en las Cortes ni tampoco en los juzgados y sus promesas, mirando su pasado, no son creíbles. No sabemos cómo salir de la corrupción, la que puede afectarle y nos oculta. No pueden seguir callando, pues si son corruptos, no será posible bajo su mando ni la democracia, ni la libertad, ni la justicia social y menos generar confianza para salir de la crisis. Por eso, aunque no le guste, hay que hablar de corrupción para limpiar lo que ahora llama “la marca España”. 
    La Comisión Europea ha emitido un informe poniendo de relieve que los controles actuales no son suficientes. Pone el foco de la vigilancia en los partidos, el urbanismo y las licitaciones públicas. Estima que entre un 20% y un 25% del dinero gestionado en las contrataciones públicas se pierde en prácticas corruptas y en algunos casos hasta el 50%. Son especialmente preocupantes los resultados del Eurobarómetro que acompaña al informe que señala que el 97% de las empresas españolas detectan casos de corrupción en la Administración y un 83% considera que esas prácticas ilegales están muy extendidas en la contratación pública gestionada por las “administraciones nacionales”. Bruselas ha advertido de la mala reputación de España por el aumento de la corrupción. El caso “PP” (antes caso Bárcenas”), el mayor de la democracia, tiene, de momento, 187 imputados, 74 de ellos políticos del más alto nivel, además de considerar afectados a la cúpula del partido y del gobierno, sin que haya dimisiones. Ante esta falta de ética menudean declaraciones incongruentes, silencios aparatosos, ignorantes balbuceos y mentiras. El propio Consejo de Europa también duda de la imparcialidad del Consejo General del Poder Judicial y del Fiscal General.
    Si miramos hacia atrás, el clientelismo vinculado a los ayuntamientos señala que entre 1996 y 2009 se registraron 5.144 casos de corrupción, en los que estuvieron implicados 600 municipios. Con la gravedad añadida de que esta circunstancia no influyó en las votaciones para su reelección. La crisis está teniendo la virtualidad de concienciar sobre este mal endémico que ha condicionado, durante muchos años, nuestra administración. Va siendo hora de anunciar “tolerancia cero” con la  corrupción.
     El último Barómetro del CIS recuerda que la corrupción y el fraude constituyen la principal preocupación de los españoles tras el paro. Una de las primeras cuestiones antes de las próximas elecciones, sería resolver con diálogo la financiación de la política y del gasto electoral, pues para el 87% de los españoles existe una corrupción permanente en la Administración y en los políticos. El problema, más que jurídico, es ético y el Parlamento debe debatir, en sesiones monográficas, la salida política de la situación. Escurrir el bulto y esconder la corrupción llamando a la unidad y al silencio como si no existiera, sólo puede llevarnos al desastre. Sr. Rajoy haga autocrítica, explique lo ocurrido, pida perdón por el tiempo perdido, deje libertad a la justicia y empiece a sanear su partido. Y en caso de ser culpable, dimita. Así servirá a su partido y a su país.

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