domingo, 4 de mayo de 2014

INDIGNACIÓN

    Hace prácticamente un año el presidente del gobierno dijo, en un ataque de sinceridad, que después de sus cuatro años de legislatura dejaría una tasa de paro algo superior a la que había heredado. El escándalo fue mayúsculo. Desde entonces dice exclusivamente lo que aconsejan sus asesores de propaganda. El colmo de ese discurso que no tiene en cuenta la realidad se dio el pasado martes ante los resultados de la encuesta de población activa (EPA). Dice que en el último trimestre se destruyeron unos 2.000 puestos de trabajo al día, 184.600 en total. El nivel de empleo se redujo a 16.950.000 ocupados, la cifra más baja desde 2002. Además ha aumentado la precariedad y disminuido los contratos a tiempo completo. La EPA tiene más datos negativos: las personas en edad y disposición de trabajar ha bajado en 424.500 personas, acabando el trimestre con 5.933.300 desempleados. Sin olvidar que más de dos millones de empleados no pueden vivir dignamente por sus bajos salarios. Todo eso no ha hecho al gobierno salirse del guión optimista que aconsejan los asesores. Rajoy ha exclamado en los pasillos del Congreso: “Estoy muy contento, las cosas van bien y van a mejor”. Su candidato Cañete ha añadido que España va por ese camino, aunque algunos se alegrarían que fuese mal. Ante estas insultantes expresiones, los sentimientos de muchos españoles se han llenado de indignación y rabia. Sr Rajoy hable con su pueblo. 
    Lo apuntado se acompaña de otra información relativa a las nuevas previsiones, aparentemente más realistas, aunque discutibles y con clara intención electoral. Tienen el truco evidente de superar el tiempo de la legislatura. La previsión más importante, que se parece mucho a la de hace un año, dice que entre 2015 y 2016 se crearán 600.000 empleos (sin especificar su calidad), lo que dejaría a final de 2016 el número de parados en 5.333.000. Hay que tener en cuenta que estiman en 100.000 parados menos en la legislatura, que sería superior en 400.000 a los que dejó Zapatero y con un empleo de mucha peor calidad. No presentan ningún tipo de plan para amortiguar la situación a los más necesitados. Para ese viaje no necesitamos alforjas.
    En el aspecto económico y financiero la información tiene menos consistencia. Anuncian que para este año se llegará a un déficit del 5,5% y mantienen para 2015 el 4,2% y el 2,8% para 2016. Una previsión poco creíble si tenemos en cuenta el éxito de las anteriores, aunque de cumplirse supondría un ajuste de más de 23.000 millones. Que supone que aún no han terminado los recortes. Como ya han apuntado al subir el mínimo del 0,25% a las pensiones durante los próximos 3 años, lo que supondrá una pérdida del poder adquisitivo de tres puntos, y eso es solo el principio. Montoro, por su parte, prometió que la reforma fiscal bajará los impuestos en 2.000 millones para 2015, último año de mandato del gobierno. Nada dicen de la subida fiscal a las clases medias de más de 30.000 millones en sus tres primeros años de mandato. Sin duda puede haber elementos de recuperación, aún poco asentados, pero tardará tiempo en llegar a la sociedad. No hay razón para el optimismo de un gobierno que ha destrozado el Estado de Bienestar conseguido, dejando sin expectativas a una juventud que debe emigrar para vivir con dignidad; que ha dejado la universidad y con ello la investigación en estado precario, como anuncian los rectores y que una de las mejores sanidades del mundo se intenta  privatizar para defender los intereses de unos pocos.
    Están consiguiendo ocultar el debate de la corrupción, pero no se saldrán con la suya. Dirán que no es ortodoxo hablar de ello en unas elecciones europeas, pero muchos creemos que si no eliminamos esa lacra y no conseguimos introducir la ética política que exige toda democracia no será posible construir la Europa que queremos. 

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