domingo, 13 de septiembre de 2015

ENCRUCIJADA PARA CATALUÑA Y ESPAÑA

   En principio hay que aclarar que tanto el Gobierno Español como el Estado no van a hacer concesiones a Artur Mas ni al nacionalismo independentista, con la actual hoja de ruta, pase lo que pase en las elecciones catalanas del 27 de Septiembre. Mas está utilizando los privilegios y el poder que le concede la Constitución Española como Presidente de la Generalitat, de manera desleal, cuando en la precampaña dice: "Sólo violando las leyes se consiguen las cosas", afirmación propia de un delincuente o un revolucionario, e impropia de quien manda la fuerza pública para hacer cumplir la ley. También, cuando afirma: “Madrid nos pasará por encima”, recurriendo al miedo con mentiras, o vetando en TV3 a Borrell, con escaso sentido de la democracia. Por su parte, Rajoy sigue ignorando las posibles soluciones de un diálogo político con todos los partidos para evitar el choque de trenes, judicializando el problema, sin dejar salidas.
   En el proceso separatista existen daños evidentes de muy distinto calado: afectivos, culturales, históricos, y no sólo económicos. Cataluña pide el derecho a decidir. Un derecho que considera está por encima de todo, pero ¿es que no tienen derecho a opinar el resto de los españoles que también serán perjudicados? Unos ciudadanos a los que ampara la actual Constitución democrática, votada también por Cataluña. Falta una sincera disposición al diálogo por las partes, creando otro clima, antes de acordar la necesaria reforma de la Constitución para una nueva convivencia.
    El procedimiento empleado en un asunto de tanta trascendencia es bastante heterodoxo, convocando unas originales “elecciones autonómicas/plebiscitarias”, que les permite interpretar a su conveniencia los resultados, debido al desigual número de votos que necesita cada diputado para ser elegido en su provincia. Puede haber mayoría absoluta de escaños con el 44% de votos. Además existen otras singularidades:
  • El candidato que aspira a presidente, figura camuflado en la lista de “Junts pel Si”, en la que alguno de ellos y el CUP no tienen clara su renuncia ni su voto. 
  • En esta campaña el independentismo tiene a su lado al gobierno, la televisión y otros medios oficiales que parecen insinuar que los no independentistas son menos catalanes. Por la fecha elegida y el tratamiento de TV3, la “Diada” ha sido utilizada.  
  • Cataluña tiene también crisis: un 20% de paro; han despedido en sanidad 6.000 sanitarios, y en educación 3.000 profesores; tienen la Universidad más cara de España y está aumentando la brecha social, la pobreza y la deuda pública. Mas ha sido un aventajado alumno de Rajoy en los recortes sociales de su competencia, realizados con opacidad y con el apoyo de ERC. No han presentado un programa con soluciones que corrijan lo mal hecho. Sin olvidar que Cataluña necesita estabilidad interna y ayuda de todos, y no división y odios. La independencia así no es la solución de los problemas. Una vez más el sentimiento independentista ha fagocitado las ideologías, la nueva realidad fuera de Europa e incluso ha hecho olvidar la política social de CDC y la corrupción. Una unión a la que no llegarían si fueran fieles a su ideología y a la lógica.  
   Rajoy tampoco ayuda a la causa de España con la urgente reforma del Constitucional, ni Morenés con su frase: “Si todo el mundo cumple con su deber, no hará falta que actúe el Ejército”. Parece que su prioridad son las generales, pues ataca a los que pueden ser sus aliados. Me temo que salga lo que salga el día 27, lo utilizará. 
   Como trasfondo, aparece la corrupción en ambos gobiernos: el de Cataluña quiere buscar su absolución en la independencia y el de España ya usa su poder para conseguirla. Ambos tuvieron tesoreros imputados y les dieron sueldo y despacho. España necesita que los dos pierdan el gobierno y den paso a otro tiempo y otras formas.

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