domingo, 27 de septiembre de 2015

TIEMPO DE INCERTIDUMBRES

   El panorama español de los próximos meses aparece lleno de espacios inciertos tanto internos como externos y tanto económicos como políticos. Pero posiblemente la mayor incertidumbre proviene de que España está gobernada por personas sin la visión de futuro que requiere este tiempo, es decir, que piensen en sus planes en las próximas generaciones. También carecemos de instituciones de prestigio que sirvan de referencia, para hacer un cambio que ponga en valor la ética, la participación y la transparencia. Da la impresión de que no disponemos de resortes capaces de crear una nueva interpretación de la democracia que dé preferencia a los valores apuntados. Los nuevos políticos tendrán ese enorme reto. ¡Ojalá acierten!
   Las elecciones catalanas se han desarrollado en un ambiente bronco e irracional sin dejar apenas espacio al sentido común, ni al debate sobre los problemas reales de Cataluña y las soluciones que podría aportar cada uno. Las elecciones al Parlamento catalán han sido, de hecho, únicamente plebiscitarias, cargadas de amenazas y de manipulación de sentimientos, sin permitir espacios de encuentro. Los líderes principales han usado la bandera correspondiente para ocultar sus miserias, careciendo de valores para liderar la necesaria regeneración: Artur Mas tiene muy baja estima entre muchos ciudadanos catalanes, por su falta de transparencia, las políticas antisociales y la corrupción. Pudiera ganar el “si” y tener serias dificultades para ser elegido. Rajoy no goza de prestigio, casi por las mismas razones y pudiera también no ser elegido, aunque fuera el más votado. Dejar constancia de un personaje que, entre tanta bronca, ha sabido desdramatizar el proceso con sus gestos y llevar algo de racionalidad con sus palabras; me refiero a Miquel Iceta (PSC), al que deseo que la fuerza y la suerte le acompañen.  
   El día 28, gane quien gane, será el momento del diálogo. No se trata de reformar la Constitución para resolver el problema de Cataluña, porque el problema es de España. Hay que tener en cuenta que la minoría dogmática del soberanismo no desistirá nunca y que las soluciones meramente legales e impuestas no son recomendables. Sería más sencillo si ambas partes tuvieran distintos líderes. Pero es necesario reconocer por todos que no habrá soluciones hasta el nuevo gobierno de España. Hasta entonces habrá que vivir en paz, gobernando sin amenazas ni exaltación de sentimientos. 
    En el horizonte económico, la pequeña luz que parecía apuntar la salida de la crisis, aunque sólo fuera para el gran capital, perece empezar a perder brillo: la caída del crecimiento de China y las naciones llamadas emergentes; la posible subida, a corto plazo, del tipo de interés por parte del Tesoro de EE. UU.; la situación de incertidumbre y estancamiento que rodean las decisiones europeas; la enorme estafa de los catalizadores de la Volkswagen, que implica a la Seat española en el montaje en más de 500.000 vehículos; la enorme caída de la bolsa y la subida de la prima de riesgo hasta cerca de 140 puntos. Causas que no deseo, pero que pueden ser el inicio de otra crisis.
   Pero también pueden apuntarse otras expectativas: el lunes 28, gane quien gane, todos habrán visto el borde del precipicio, eliminado algunos tabúes y conocerán mejor la gravedad del problema, lo que puede facilitar el diálogo. Por otro lado, algunos líderes han dejado al descubierto torpezas, falta de recursos y divisiones internas, que facilitarán llegar a una acertada elección en las generales, lo que puede clarificar y facilitar la recuperación de valores que Cataluña en particular y España en general necesitan. Partiendo de la idea de que no hay soluciones sin renuncias, ni valores reconocidos por todos. Y que los problemas que nacen de nosotros tienen solución con nosotros. En economía, la solución no está sólo en nuestras manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario