Tres meses después del 20D pudiera parecer que estamos prácticamente como al comienzo. La realidad es que en esos días han ocurrido muchas cosas: se está consolidando un líder infatigable para la negociación en el PSOE y un acompañante, el de C's, que puede achicar muchos votantes del PP si se repitieran los comicios. También empieza a clarificarse que el punto de partida del acuerdo PSOE-C's tiene la lógica de ser el único documento negociado y abierto, máxime si tenemos en cuenta su aprobación por la militancia del PSOE y ser la opción más clara para sacar a Rajoy del poder. Aunque la brújula de la sinrazón sigue apuntando a elecciones anticipadas. Dada la velocidad de crucero que caracteriza a la acción política, puede fallar cualquier predicción. Pero merece la pena un análisis de la situación a día de hoy del "PP" y "Podemos", que, por distintos motivos, han propiciado juntos la actual situación.
Cada día que pasa surgen más pruebas de la enorme trama criminal que rodea al "PP", incluso está imputado el partido, como organización, en algunos casos. También resulta cada vez más evidente que se ocultaron y destruyeron pruebas, y que hubo nombramientos centrados en la sala segunda del TS, que unido a la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, expresan la intención de conseguir la impunidad de sus delitos. Cada vez más militantes expresan su vergüenza por la situación y aumentan las delaciones. Rajoy pretende mantenerse en el gobierno como si tuviera mayoría absoluta hasta las elecciones anticipadas y lo está consiguiendo gracias a la estrategia de Iglesias. Así se cumplirán los plazos para su impunidad y que los 2,3 millones de españoles en el extranjero tengan las máximas dificultades para votar. Amén del manejo de los medios y de medidas populares. Quizás pueda existir algún cambio, pues el informe jurídico del Congreso señala que "la Mesa podrá admitir y ordenar la tramitación de las iniciativas de control e información". Lo que deja en muy mal lugar las afirmaciones de Santamaría. Tienen la suerte de coincidir con Iglesias en la estrategia de ir a las anticipadas antes que empezar de inmediato una nueva política social y de regeneración.
Podemos tiene ante sí la mayor de sus crisis: por un lado se arriesga a perder sus alianzas ante unas nuevas elecciones, a la vez que se dificulta su pacto con IU; por otro lado la salida de Sergio Pascual ahonda la división interna entre los sectores de la formación. De todo ello es necesario destacar, especialmente en la última situación, la forma de afrontarlo por parte de Pablo Iglesias: al principio lo negó todo alegando que en su partido existía libertad de expresión, lo que facilitaba el debate; después fulminó de manera absolutamente despótica al hombre de Errejón para, a continuación tomada la decisión, ya con todo el poder, pedir la aprobación de los líderes regionales y nombrar urgentemente a Echenique como secretario de Organización en ausencia de Errejón. El que pretende dar la dignidad a los españoles, se ha transformado en dirigente que actúa como un partido más al que le falta democracia interna. Algunos medios afirman que Errejón dará la batalla por un partido abierto y plural, que defienda un proyecto de mayorías, frente a los planteamientos heredados del PCE. Tanto Errejón como su sector afín creen que Iglesias impondrá condiciones a Pedro Sánchez para que no haya pacto y se llegue a las elecciones rápidamente.
Por último resaltar los últimos esfuerzos de Sánchez: ha intentado un pacto entre el PSC y Ada Colau que podría forzar las posiciones de Podemos; Compromís, con Mónica Oltra a la cabeza, parece que quiere la independencia de sus siglas para decidir directamente sus alianzas, lo que permite alguna esperanza. Es necesario lograr cuanto antes los acuerdos que expulsen a Rajoy del gobierno y luego todo lo demás.
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