domingo, 6 de marzo de 2016

GANAR PERDIENDO Y VICEVERSA

   Tal y como estaba previsto, el intento de Sánchez y Rivera para formar un gobierno del cambio no consiguió los apoyos necesarios, pese a presentar un proyecto interesante, cargado de ideas nuevas y necesarias que permitía, cómo no, una ampliación y perfeccionamiento que nadie intentó. De nada sirvieron las peticiones de uno y otro por lograr apoyos, ni las exhaustivas y bien presentadas líneas programáticas. Pese al fracaso del intento, tuvo, o mejor, puede tener beneficios para ambos. Reconociendo que a la velocidad con la que discurre el hacer político puede transformarse todo en 24 horas. Hoy tengo la sensación de que Sánchez y Rivera han mejorado sus posiciones. Este pleno ha dejado claro la importancia de un Parlamento que ha sido capaz de despertar un interés y una emoción como hacía muchos años no se producía.
    Rajoy nunca pensó que su irresponsable estrategia de la doble negativa al rey supondría que el pleno de investidura se transformara en una enmienda a la totalidad de su gestión, la pérdida del apoyo de C's y que quedara claro que él era el problema. Los argumentos le dejaron fuera de juego, hasta que los ataques de Iglesias al PSOE le dieron aire. El debate lo rellenó con sus viejas frases: "en democracia el que saca más votos debe gobernar"; en todas las democracias gobierna, sencillamente, el elegido para ello por el Parlamento. Fue sincero cuando dejó en libertad al subconsciente y dijo a Sánchez: "Lo que nosotros hemos hecho como no hace usted, es engañar a la gente". La mayor verdad de su mandato. Después de la intolerable intervención del último día, si fuera responsable se marcharía. Quizás, en la reforma electoral deba existir una segunda vuelta como en el modelo francés donde, curiosamente, suele salir elegido el segundo.
   Pedro Sánchez, tanto en la presentación como en las respuestas a Rajoy, lo hizo con serenidad, demostrando capacidad dialéctica en las respuestas, donde incluso mejoró el discurso de presentación. Dio altura al debate, demostrando que daba la talla de presidente de gobierno, a la vez que dejaba constancia de que el PSOE había encontrado un líder a la altura del difícil momento que atravesamos. Defendió con su programa lo que creía era la petición de la mayoría de los votantes, pretendiendo evitar unas elecciones anticipadas. Consiguió, pese a Rajoy, poner en marcha el reloj de la democracia y limitar la duración del gobierno provisional, pues de otro modo, no lo olvidemos, se hubiera entrado en una provisionalidad de gobierno de Rajoy sin límites.
   Pablo Iglesias, al que hay que reconocer como uno de los pioneros del cambio, va perdiendo su sitio día a día, desde la salida del encuentro con el rey. En el debate, empezó captando la atención, pero en la respuesta a Sánchez se equivocó. Olvidó dónde estaba y realizó un grosero mitin de campaña, lleno de insultos al conjunto del PSOE y a su historia, llegando a decir: "Está Vd. siguiendo los consejos de Felipe González, cuídese de él porque tiene el pasado manchado de cal viva" que puede haber roto los puentes con el PSOE. Además de ser una indecente mentira, pues ese asunto ya fue juzgado y sentenciado. El teatrillo de la segunda intervención no arregló nada. En el "referéndum" de Cataluña, no le ha importado que la idea sea de un partido corrupto que apoyó las leyes y los recortes con Rajoy, lo que no es C's. Ahora Rajoy, gracias a su no, tendrá unos meses para aumentar sus posibilidades mediáticas y que la Ley de Enjuiciamiento Criminal unido a la carencia de medios en los juzgados hará que muchos corruptos queden impunes... Por Iglesias, puede salirnos el tiro por la culata.  
   Albert Rivera sorprendió por la valentía en los ataques a Rajoy y su llamada a los militantes del "PP", dejando claro que con Rajoy no tiene sitio. Sin duda no defraudó a los suyos y dejó enormemente preocupados a los diputados del "PP".

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