domingo, 21 de agosto de 2016

QUIEREN QUE OLVIDEMOS PARA GOBERNARNOS

   Existe una marcada tendencia en muchos políticos y medios de comunicación para hacernos creer que todos los partidos son iguales, lo que permite, en muchos casos, justificar lo injustificable, influir en el voto y ayudar a suavizar, cuando no a olvidar, la corrupción y la pésima gestión. Ahora buscan culpables, a los que urgir su apoyo, alegando responsabilidad de Estado y la necesidad de su colaboración para impedir el desastre y conseguir la estabilidad del país. En una palabra, quieren que olvidemos el pasado y asumamos responsabilidades, implicando a todos, para que sigan los mismos.
    Desde que Felipe VI le dirigía a Pastor la carta: "De acuerdo con el artículo 99.1 de la Constitución, tras celebrar consultas con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, vengo en proponer al excelentísimo señor Don Mariano Rajoy Brey como candidato a la Presidencia del Gobierno", se eliminaba la duda, pese a las idas, vueltas e indecisiones de Rajoy para ganar tiempo. 
   Hasta el 17 de agosto, algo menos de un mes después, incluida una semana de vacaciones, Rajoy obtuvo autorización para negociar con Rivera, aunque dijo que era para discutir la aprobación. Pese a la inactividad total para buscar acuerdos (casi dos meses), no ha sido obstáculo para preparar su campaña para las terceras elecciones, culpando a Sánchez e infundiendo miedo, amenazando con el desastre si no pudiera formar gobierno. Dicen que se han asumido los seis puntos de ese llamado pacto anticorrupción, aunque las interpretaciones concretas de su texto definitivo difieren según el interlocutor. Destacan ambos su acuerdo en pasar la presión a Sánchez para lograr su abstención. Por su parte Ana Pastor, que tenía casi congelada la actividad del Congreso, marca la investidura para el 30 de agosto, atendiendo a las exigencias de Rajoy, con una visión exclusivamente partidista, haciendo coincidir las elecciones, en caso de no haber acuerdo, para el 25 de diciembre, creyendo así que aumentarán la presión sobre Sánchez, aunque sean ellos los culpables. Ya han olvidado la bronca a Patxi López por sus 48 horas de tardanza. Rajoy es maestro del "escapismo" (tendencia a eludir responsabilidades y a evadirse de los problemas de la realidad) y hasta ahora le ha salido gratis la mentira, la corrupción y la falta de transparencia.
   No hace tanto tiempo, Iglesias, la alternativa de izquierda, afirmaba: "la diferencia entre derecha e izquierda es un juego de trileros", hace unas semanas exigía un pacto exclusivo de izquierdas, se declaró socialdemócrata después de pactar con IU. Son las consecuencias de reducir la política a procedimientos para alcanzar el poder. Por su parte, otro definidor de la izquierda, ERC, ha dicho que el PSOE no es un partido de izquierdas si no admite el "referéndum" en Cataluña. Olvida que la idea fue de CDC, un partido de derechas corrupto que aprobó los recortes de Rajoy, con el que no tuvo escrúpulos en aliarse y que, según esta teoría, David Cameron, exprimer ministro conservador del Reino Unido y promotor de dos "referéndum", es más de izquierdas que nadie. Quizás fuera más viable un gobierno de todos los partidos. 
   Si Rajoy llama a Sánchez para negociar, debería tener claro que la oferta contenga importantes aportaciones sociales. Si no fuera así, deberá esperar el "no" de Sánchez y entender que el bien de España no tiene sólo la dirección que marca Rajoy.
   Recordar que la transparencia es buena para la democracia y el mejor antídoto contra la corrupción, ya que el ciudadano conoce el porqué, cómo, qué, cuánto y cuándo de la acción institucional. Y que la corrupción política tiene dos vertientes: el hecho objetivo calificable por el código penal y la imagen que se transmite a la sociedad que nos habla de ética política y dimisiones, incluso para quien le nombra. 

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