domingo, 13 de noviembre de 2016

CONTRA TODO PRONÓSTICO

   Con un discurso pesimista, contradictorio, incendiario, populista, xenófobo, nacionalista y rompedor, Donald Trump ha conseguido el mayor poder que nunca tuvo ningún otro presidente republicano desde 1928: tiene la presidencia, mayoría en las dos cámaras y nombrará los cargos más importantes del poder judicial. Las contradicciones más negativas del discurso fueron disfrazadas por una campaña personal grosera y violenta, en la que colaboró el triunfalismo de Clinton en los debates, las encuestas y la buena acogida de los medios, así como el abandono de muchos notables republicanos. Aspectos que la hicieron llegar tarde a las alarmas, pese a la ayuda de los Obama. Muchos estadounidenses opinaban que tenían que elegir entre lo malo y lo peor. En Europa debemos estar seriamente preocupados. Su triunfo ha llenado de euforia a los partidos nacionalistas, populistas y xenófobos, presentes en muchos países. 
   En un primer análisis destaca la falta de visión de los votantes demócratas en muchos estados al elegir para su convención del 25 de julio de 2016. Primaron los aspectos tradicionales, el conocimiento público, los mayores medios y la experiencia de Clinton frente al moderno, aclamado y progresista programa de su oponente, Bernie Sanders. Toda la prensa norteamericana habló de su magnífico y atractivo discurso en la convención e incluso después cuando, ya derrotado, pidió el voto para Clinton.  
   Pero si conseguimos aislarnos de los sentimientos de indignación que Trump nos suscita, encontramos astucia en las propuestas, captando sin coste una presencia constante en los medios. Aspectos que explican algunas claves de su triunfo, pues su voto no fue sólo de la mayoría blanca, sino también de amplios sectores de trabajadores, además de latinos, negros, mujeres y también judíos. Veamos algunos de estos aspectos.
- Frente al tradicional discurso del "sueño americano", opone un pesimismo en el que denunciaba las injusticias, las derrotas, las mentiras y el desorden. Una visión de EE.UU. que se ajusta más a la forma de vida que llevan muchos norteamericanos.
- Frente a las élites que tienen todos los medios y no quieren cambios, bien sean demócratas o republicanos, de los que el pueblo ya está cansado, Trump presentó una imagen independiente al que atacan las élites de los dos bandos.
- A los judíos, muy desanimados por la escasa atención que se presta a Israel, promete la barbaridad de que la embajada de EE.UU. se instalará en Jerusalén.
- A muchos progresistas, incluso europeos, les anuncia el fin de los tratados de libre comercio fomentados por la Organización Mundial del Comercio.
- A los ricos, mayoría de blancos, les promete bajada de impuestos y salida de los compromisos medioambientales. Lo que no impide que prometa también trabajo a los desheredados, al incrementar notablemente la inversión en infraestructuras.
- Además se ajusta a un prototipo de hombre americano: machista y amante de las armas. Conformó también a los millones de exiliados cubanos de Florida...
   Trump ha introducido un populismo fascistoide que asustó a las bolsas. Pero ha bastado un discurso clásico, tranquilo y conciliador para calmar los mercados. Recientemente han crecido las incertidumbres, pues parece ir a por todas con un gobierno formado por empresarios, banqueros y algún político republicano de su línea, dispuestos a romper la burocracia de Washington. Todo apunta a que la xenofobia, el populismo y el nacionalismo excluyente pueden haber llegado a EE.UU. para quedarse. Sería una locura que Europa no tomara medidas urgentes que eviten el contagio. Las uniones política y militar, ya olvidadas, debe acelerarse así como la recuperación de valores como la solidaridad. Esperemos que, como todos, no cumpla lo que promete. 

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