domingo, 18 de diciembre de 2016

LA ESTRATEGIA DE LAS LÍNEAS ROJAS EN EL PSOE

  Los comienzos de 2016 alumbraron las primeras elecciones fallidas de nuestra democracia. Todos los partidos coincidieron en que era imprescindible el diálogo para superar el bipartidismo. La realidad fue que ninguno hizo lo suficiente para conseguirlo. Recordemos como un buen intento, el "non nato" pacto transversal a tres: primero por el nulo interés de Iglesias en pactar con el PSOE. Pensó que su unión con IU conseguiría el "sorpasso". Hoy, muchos pensamos que fue una pena esa estratégica ruptura.
   En el PSOE, los entonces críticos, elaboraron sus propias estrategias con las líneas rojas, para asegurar la sucesión a la secretaría general de Susana Díaz, después de la dimisión de Rubalcaba. La heredera estaba en mal momento desde el plano personal y político, por lo que fue necesario dejar pasar un tiempo para conseguir sus fines. Todo apunta a que las primarias, absolutamente limpias, que produjeron la elección de Pedro Sánchez, fueron consideradas un simple accidente inevitable. Desde el principio empezaron a colocar palos en las ruedas y aparecieron a su vez esas "líneas rojas" que obstaculizaron las negociaciones del tripartito. Iglesias daría el éxito a esta estrategia. 
   En esta segunda elección, Sánchez expresó su intención de realizar una primera ronda, dialogando con todos. Algo absolutamente normal en toda democracia, pero que produjo los ataques del "PP", de los "barones" y "ex", y buena parte de los medios. En esta situación de debilidad del secretario general, se celebraron las elecciones gallegas y vascas, con el resultado conocido, que fue la excusa para que todos declararan, injustamente, como único culpable a Pedro Sánchez. En este ambiente se produjeron los mayores reproches a sus conversaciones con los nacionalistas. La inexplicable dimisión de la mitad de su ejecutiva, un hecho deleznable, dio la excusa para la celebración de un escandaloso "Comité Federal", del que salió una gestora, dejando en la calle a Sánchez. 
   Con el camino libre, vimos como el "PP" negoció con los nacionalistas para conseguir la presidencia y la mayoría en la mesa del Congreso; que el PSOE pactó un gobierno con el PNV, con el visto bueno de Susana; en un alarde de irresponsabilidad, se intentó expulsar al PSC; a las pocas semanas, el "PP" situaba una oficina en Cataluña para iniciar un proceso negociador, reconociendo previamente su error en llevar los estatutos, negociados por Zapatero y aprobados en referéndum, al Constitucional. Ahora, dos meses después, saltarse las líneas rojas que impusieron a Sánchez es normal. Se obvia, por el actual aparato, que el Comité Federal anterior, por unanimidad, con los mismos miembros que el de octubre, había ordenado al candidato socialista su obligación durante la campaña electoral de proponer el "No es No" que debería haber sido la referencia en el voto del Congreso y no la abstención ordenada después de las elecciones, incumpliendo el compromiso electoral y olvidando que la disciplina del grupo socialista en el Congreso es distinta a la del partido. Por su parte, la gestora no es neutral. No sólo por su injustificado silencio ante las firmas y sus ausencias.
   Lo último ha sido que el pasado lunes se reunieron en Ferraz, con la gestora, las federaciones afines a Susana, exclusivamente para marcar la estrategia de futuro. El viernes se reunieron en Jaén para celebrar el décimo aniversario de la Ley de Dependencia y el lanzamiento de Susana. Asistieron 3.000 personas (según la organización), con todo tipo de facilidades: los 8 secretarios de Andalucía, Zapatero, cargos de la Junta y de Madrid. El día anterior se reunieron en Sevilla "los otros socialistas" que piden participación y pusieron un plato para pagar el importe del local.
   En respuesta esos "otros" se han movilizado, negándose a ser comparsas, organizándose en plataformas que exigen: Primarias y Congreso, ¡ya! Raro, ¿no?

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