domingo, 16 de abril de 2017

DOS FORMAS DE ENTENDER EL FUTURO DEL PSOE

  La historia del PSOE, ya en democracia, está íntimamente ligada a la de las socialdemocracias europeas, especialmente de Alemania, Francia y Suecia durante los mandatos de Willy Brandt, que asistió al XXVII Congreso del PSOE (el primero celebrado dentro de España), Olof Palme y François Mitterrand. En el Congreso extraordinario de septiembre de 1979 (conocido como XXVIII bis), con un nuevo sistema de votación, los marxistas (ganadores del anterior) fueron barridos y solo obtuvieron un 7% de los votos para su candidatura a la secretaría general, quedando su tendencia integrada como una corriente de opinión, admitida posteriormente, que se llamaría “Izquierda Socialista”. De esta forma el PSOE se alineó con los partidos socialdemócratas europeos y su discurso integrador pasó a tener como modelo de actuación para la construcción del “Estado de Bienestar, las pautas marcadas por la socialdemocracia alemana y la Internacional Socialista.
   El triunfo de 1982 y sucesivos, así como la entrada en la Comunidad Europea, en 1986, con importantes ayudas económicas, aceleraron la construcción del Estado de Bienestar, a la vez que se iba imponiendo el llamado "sentido pragmático". Poco a poco el partido pasó a ser, casi exclusivamente, el "instrumento" para el acceso a las instituciones como una forma de vida. Aspiración que fue marginando la ideología, propiciando el "clientelismo" para permanecer en los cargos. La nueva situación no valoró el abandono continuado de militantes al que, inevitablemente, seguiría el abandono de votantes. La "Internacional Socialista" desapareció junto con la historia y evolución de la ideología socialista, alejándose cada vez más de la sociedad y sus organizaciones. Todo sin autocrítica.
   En estas primarias y en el Congreso posterior se está produciendo un debate entre las razones y soluciones de los tres candidatos, que ahora, reducimos a dos:
   El de Susana Díaz, apoyada por una parte muy importante de los líderes socialistas del pasado, que tantos éxitos trajeron a España entre 1982 y 2011, los que defienden por encima de todo que puede ser una líder ganadora y que con ella prevalecerá el sentido "pragmático", que puede ganar a la derecha. El mismo sentido que encabezó el 1 de octubre para propiciar la continuidad de Rajoy. Dentro de esa tesis no se ve importante la crisis de la socialdemocracia española ni europea. Para ella todo puede solucionarse con un liderazgo fuerte que practique el socialismo de siempre. Considera normal que su acceso al liderazgo del PSOOE es perfectamente compatible con su continuidad en la presidencia de la Junta de Andalucía. Ve normal estar apoyada por la prensa de derechas y mantener en su puesto a Heredia, pese a su difamación conspirativa contra Pedro Sánchez.
   El otro proyecto político, siguiendo a Manuel Escudero, está representado por P. Sánchez que expresa como punto de partida que la socialdemocracia está en declive en toda Europa y también en España, porque se ha acomodado, pactando con los liberales; que el declive electoral es reflejo de un declive político, y este a su vez de uno ideológico. En consecuencia propone una toma de distancia para ofrecer una alternativa al descarriado modelo actual. Propone que hay que considerar el cambio climático, el envejecimiento o las inmigraciones masivas. Es necesario echar mano de los viejos principios del reformismo, igualdad, libertad y solidaridad, pero aplicados a una realidad que ya no es ni la de los años 60 en Europa, ni la de 1982 en España. Si entonces se giró al centro hoy hay que mirar a la izquierda. La socialdemocracia europea que empieza a surgir está más cerca del liderazgo analítico de Pedro Sánchez que con el liderazgo arrollador de Susana.
   Esta semana se nos ha ido Carme Chacón, una pérdida irreparable para su familia natural y para toda la familia socialista, Tomémosla como ejemplo de valentía política. También rendir homenaje a la II República en su 86 aniversario.

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