domingo, 11 de junio de 2017

LA UE ANTE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

    Parece inevitable que el imprudente abandono del acuerdo de París por parte de los EE.UU. de Trump irá más allá de los efectos que la decisión tendrá sobre el cambio climático. Máxime si se tiene en cuenta el aislamiento comercial que propone y la nueva estrategia militar. A estos cambios habrá que añadir en la UE la negociación tras el "Brexit" cargada de incertidumbres, aunque después del fracaso electoral de Teresa May el llamado "Brexit" blando, más favorable para ambas partes y menos rupturista, puede imponerse. Enhorabuena a Jeremy Corby. Es posible que las declaraciones del exjefe del FBI puedan abrir un espacio jurídico al  "impeachment" contra Trump. En cualquier caso la experiencia pasada hace inevitable un cambio en profundidad en la UE.  
    Habría que reconocer las diferencias existentes, hasta ahora, dentro de la UE: los países nórdicos han sido reticentes no sólo a una mayor integración política sino incluso a participar en políticas actualmente en vigor. Por otro lado algunos estados del Este no profesan ningún entusiasmo respecto a los valores fundamentales de la UE, tales como la democracia, los Derechos Humanos y respeto al Estado de Derecho, lo que dificulta el avance en determinadas políticas. Por último la idea nacionalista, que dificulta la cesión de soberanía, se da también en algunos países del "núcleo duro". Situaciones que se plasmaban continuamente en las dificultades de la toma de acuerdos y en el funcionamiento de las instituciones. Es decir, toda clase de dificultades para avanzar. Ahora otros nuevos sucesos políticos apuntan a que la UE está acreditando una mayor fortaleza tras las elecciones en el Reino Unido y el fracaso de la extrema derecha nacionalista en Francia, Holanda, Austria y previsiblemente en Alemania.  
    En primer lugar habría que establecer una democracia real en la UE, por ejemplo: eligiendo directamente, por los ciudadanos, al presidente de la Comunidad; dando al Europarlamento poder para legislar asuntos de interés general por encima de todo, a la vez que controla al gobierno; hay que buscar una estructura de unidad política quizás de tipo federal. Situaciones que posiblemente exijan distintas velocidades de integración, además de toma de decisiones por mayoría cualificada. 
    A partir de aquí, la UE debería dotarse de una auténtica política exterior ágil basada en determinaciones que no sean secuestradas sistemáticamente, como hasta ahora, por intereses nacionales que no siempre coinciden con los intereses generales. Un sistema de tomar decisiones obligatorio y penalizado para evitar que demasiados países violen, por ejemplo, los derechos humanos sin consecuencias.
    En materia de defensa, las declaraciones de Trump, el expansionismo de Rusia, la situación de Turquía y la creciente amenaza del yihadismo, exigen acelerar la integración de los sistemas de inteligencia e ir pensando en alguna forma de estructura militar que permita el control y seguridad de fronteras y actuaciones rápidas.
    En materia económica se puede tener como punto de partida el informe del Europarlamento de 16 de febrero de 2017, donde se matizan los ajustes necesarios para la configuración institucional de la Unión como son: concentración del poder ejecutivo en la Comisión, ministro de Hacienda, Tesoro Europeo, nueva orientación del Mecanismo Europeo de Estabilidad, avance de la unión bancaria y del mercado de capitales, de la energía, reformas en la zona euro, lucha contra el fraude fiscal...
    Por último se habrán de elaborar las condiciones para salir del club europeo, entre las que figuren la fijación del finiquito en función de unos componentes y unos compromisos adquiridos, explicados claramente, y puestos sobre la mesa de la negociación. 

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