domingo, 9 de julio de 2017

LA INEXPLICABLE PERMANENCIA DE RAJOY

   Con demasiada frecuencia, no acabamos de entender las razones por las que Rajoy, el artífice de tantos daños, permanece en el poder. Quizás no tenemos en cuenta que entre las primeras y las segundas elecciones perdió más de un 25% de los votos y que su figura no ha recibido un aprobado por los ciudadanos en todo el tiempo de su mandato, lo que hace aún más inexplicable su permanencia en la presidencia del gobierno después de las últimas votaciones. Analicemos.
    Es cierto que en España se premia la unidad del partido y ésta ha sido llevada de manera rotunda por Mariano Rajoy, especialmente gracias a unos estatutos que esquivan cualquier atisbo de democracia interna y que ha dispuesto de infinidad de cargos a repartir entre sus cercanos gracias a poseer el gobierno de la nación, empresas públicas, autonomías, diputaciones y ayuntamientos. Indudablemente un espacio de enorme poder que ha manejado a su antojo, entre sus votantes de clase media alta, mayores y especialmente en el medio rural.
    Pero si nos remontamos a sus primeros tiempos ha manejado la política nacional de una manera absolutamente simple, consiguiendo ganar tiempo gracias a la desestructuración de la oposición, especialmente del PSOE. Recordemos que durante los primeros años, los de los recortes duros, ideó un corto slogan que repitieron todos los cargos, y los medios oficiales y los afines: "la culpa de todo la tiene Zapatero" y así, con un esquema ideado por Goebbels consiguió mantener sus recortes, eso sí entre las importantes manifestaciones transversales de sanitarios y enseñantes principalmente y en el silencio de los partidos y sindicatos; un PSOE, que nunca defendió a Zapatero y la ineficacia de los sindicatos de clase, que para nada contaban con ellos. Sin duda, las primarias ganadas impropiamente por Rubalcaba frente a Carme Chacón pudieron cambiar ese tiempo. Al final, sólo la concentración en la Puerta del Sol el 15J definió el mal con el slogan "No nos representan" que no sería bien gestionado con posterioridad.
    En cuanto a la corrupción, la defensa llevada por Trillo, consiguiendo hacer creíble en sus comienzos que era una conspiración contra el PP, unido a la eliminación del juez Baltasar Garzón aplazaron el problema, hasta la aparición de la Gürtel que empezó a minar la credibilidad de Rajoy, al trabajo de una prensa de investigación enormemente eficaz, y a la honestidad de algunos jueces y fiscales. Mientras nacían los dos nuevos partidos en las elecciones europeas y el PSOE continuaba en el limbo. Después el voto en contra de Podemos a la investidura de Pedro Sánchez y la abstención del PSOE en la investidura de Rajoy, después de los "idus de octubre", propiciaron la continuidad del PP hasta la fecha. Sin entrar en detalles, podemos decir que el PSOE no supo ser oposición durante el primer mandato de Rajoy.
   Este sencillo relato quizás no sea suficiente para explicar el gobierno de un partido acusado de corrupción, que ha destrozado pruebas para obstaculizar a la justicia, que tiene un presidente obligado a ir a declarar en un enorme caso de corrupción y que sus nombramientos en la justicia y su influencia en las instituciones tienen como prioridad conseguir la impunidad de una corrupción que se alarga durante años. Tampoco pretende que estos últimos años expliquen la reacción de la militancia socialista, ignorada durante los últimos años y que ha querido recuperar en las primarias sus esencias de izquierda con sentido de estado y volver a sentir el orgullo de su importante pasado. Lo que sí puedo añadir es que todo ello es el relato sincero de un militante que ha vivido los buenos y malos tiempos y que hoy vive cargado de esperanza en pensar que el PSOE vuelva a ser hoy el partido que necesita España.
    

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