domingo, 15 de octubre de 2017

OTRO TIEMPO DE ESPERA

    Una vez más, todos los españoles esperamos llenos de incertidumbre la llegada de una nueva fecha. Aún no sabemos si Puigdemont ha declarado la independencia, aunque sabemos que ha dejado descontentos a casi todos en una chapuza nada democrática; ni si Rajoy va a aplicar o no el artículo 155. La única ventaja es que ya sabemos con certeza que el independentismo no es gratuito y que es ya un retroceso para Cataluña que tardará en desaparecer, ocurra lo que ocurra, y también disminuirá las previsiones de crecimiento en el resto de España; que en Europa no encontrarán los intermediarios que pedía Puigdemont, y que durante un tiempo indefinido la Cataluña independiente estará rodeada de absoluta soledad política. Aunque ellos seguirán mintiendo. De momento el Barça, todo un símbolo, dice que no quiere la independencia ni salirse de La Liga. Decisión que ha sido seguida por todas las federaciones.
   Como ya advirtió con anterioridad Borrell: "En Barcelona se vive un desbordamiento emocional en el que ya no hay sitio ni lugar para razones. Y que las instituciones catalanas y los partidos políticos independentistas están, hasta ahora, abiertamente contra el orden constitucional, llamando a la movilización popular contra lo que se presenta como el aplastamiento de los derechos y las libertades fundamentales por el Estado español". Además los independentistas se han apoderado en exclusiva de la consideración de ser catalanes, llamando traidores al resto. Incluso los mossos no independentistas se sienten discriminados y están pidiendo su ingreso en la Policía Nacional, pese a ganar menos. Lo peor es que en este ambiente emocional creado y manejado por sus dirigentes se está cumpliendo la estrategia de Junqueras: “sólo con la foto de la policía impidiendo una votación ya hemos ganado”. Fotos que explotadas mediáticamente han presentado a España como un Estado opresor.
    Es importante señalar que la mayoría parlamentaria de "Junts Pel Sí" debe su estatus de mayoría a una ley electoral nacida en época predemocrática (con el objetivo de discriminar a la "clase trabajadora") que, cuando el gobierno de Pujol pudo cambiarla, la dejó tal como estaba, favoreciendo a las zonas rurales y pequeños centros urbanos a costa de las grandes ciudades. Como consecuencia de ello, tal mayoría parlamentaria no se corresponde a una mayoría de votos. En realidad, los votos a los partidos independentistas nunca han sumado una mayoría del electorado en Catalunya. Una Ley electoral que habría que actualizar antes de las próximas elecciones catalanas.
    Por otra parte, es necesario conocer que la "clase trabajadora" no es, en su mayoría, independentista en Cataluña, por varias razones. Una es que el movimiento independentista está liderado por una coalición dirigida por el partido del Sr. Mas, es decir, por la derecha catalana, cuyas políticas neoliberales son percibidas, con razón, por la clase trabajadora como dañinas a sus intereses. La proximidad del Presidente Puigdemont con Mas es conocida. La otra causa de la falta de apoyo al independentismo es que la mayoría son de procedencia de otras partes de España y emotivamente se consideran españoles y se oponen a la secesión. La inmensa mayoría de ellos es de habla castellana sólo en el hogar, debido al miedo a represalias.
    En el Congreso, Rajoy ha hecho un discurso distinto al que nos tiene acostumbrados y se ha presentado con el apoyo del PSOE, que ha conseguido que Rajoy apoye la reforma de la Constitución, que pudiera ser la solución definitiva del problema, aunque quizás la emotividad no permita la espera necesaria para esta compleja y difícil negociación. Espero, apelando al sentido común de todos, que el desfile del pasado día 12 no dé oxigeno a otro extremismo en sentido contrario y todo se complique más.

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