domingo, 5 de noviembre de 2017

METIDOS EN CAMPAÑA

   Después de un corto tiempo de relajación, todo parece haber vuelto al punto de partida. Primero Puigdemont, con cuatro consejeros, huyó a Bruselas, y posteriormente la jueza Carmen Lamela decretó prisión incondicional sin fianza a Junqueras y siete consejeros que optaron por personarse en Madrid. Sólo se libró Santi Vila, conceller de empresas que dimitió con anterioridad, que ha quedado libre después de depositar una fianza de 50.000€. Estos sucesos han destapado la caja de los truenos y sacado a la calle, de nuevo, a los independentistas, creando un clima de campaña poco deseable, que culminará, en principio, el próximo miércoles con una huelga general.  
    Desde el punto de vista jurídico, parecen excesivamente duras las medidas tomadas. Habrá que esperar hasta el final de su recorrido legal. Pero en lo político, es indudablemente un despropósito que perjudica la necesaria serenidad que requiere la compleja campaña electoral del 21-D. Hay que aclarar que los encarcelados preventivamente no son presos políticos, pues no están encarcelados por sus ideas, que han expuesto en plena libertad y durante mucho tiempo, desde sus bien remunerados cargos, sino por haber violado las leyes. Es necesario recordar que desde el comienzo de la legislatura y hasta el último minuto, Puigdemont y los suyos han optado voluntariamente por actuar fuera de la legalidad, siguiendo una vía unilateral que ha puesto en peligro la instituciones de autogobierno, desobedeciendo también sus normas. Con todo ello se han hecho acreedores de actuaciones judiciales. Una solución penal a un problema político no debería ser definitiva. Es imprescindible el diálogo para la solución. Pero este martirio penal no hace que los líderes independentistas tengan razón.
   Como ya conocemos el interés movilizador del universo independentista, cabe pensar que la huida a Bruselas de unos y la presencia voluntaria ante la jueza de otros, puede formar parte de una estrategia desestabilizadora, buscando el desprestigio de España. En todo caso, el heroísmo que debiera adornar a Puigdemont, lo ha sustituido por picaresca, dejando vacío de épica su original independentismo. En este momento existe, aparentemente, mayor posibilidad de lista unitaria entre ERC y PDCat. Sin embargo, hace unos días, la unión estaba en riesgo por saberse ganador Junqueras si se presentaban separados. De culminar la unidad entre ambos, la posibilidad de esa estrategia estaría más clara pero, dadas las ambiciones de ambos, puede pasar de todo.  
   Lo que sí es seguro es que Cataluña sufrirá una recesión, según advierte el Banco de España; que seguirá la salida de empresas; que el paro aumentará más que en el resto de España; que la inversión y el turismo seguirán disminuyendo, y que los odios permanecerán vivos. A la vez la situación de inseguridad creada también perjudicará al resto de España. Mientras, Puigdemont, que no tiene clara su victoria, cuestiona el 21-D, a la vez que espera cómo evoluciona su situación. El jueves pasado envió la siguiente declaración: "Como presidente legítimo, exijo la liberación de los consejeros". Habrá que esperar la reacción de Bruselas ante la orden de la jueza. 
   En otro orden de cosas es vergonzoso que el "PP" intente sacar provecho electoral, utilizando su mayoría en el Senado para avivar la comisión de financiación de los partidos, paralizada durante los últimos cuatro meses, con la deuda del PSOE y del PSC, citando a los directores de bancos y al gobernador del Banco de España. Puede ser que quieran dejar atrás, cuanto antes, las peticiones de la fiscal Concepción Sabadell en el caso Gürtell. Por su parte Pedro Sánchez está dispuesto a dar la cara ante cualquier investigación, sin variar su postura de defensa de la Constitución y del Estado de Derecho, dejando claro que ello no impedirá seguir en total desacuerdo con Rajoy.

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