Es frecuente que escuchemos, especialmente en el ejercicio de las responsabilidades políticas importantes, que se debe tener en cuenta que nuestros sentimientos, sobre todo cuando son negativos, afecten a las decisiones a tomar. El tripartito ha empleado la sobreactuación negativa contra Sánchez como un elemento estratégico a la hora de sus comportamientos públicos, utilizando con demasiada frecuencia el insulto sin medida, la mentira y la descalificación, e incluso siguen afirmado, sin razón alguna, la ilegitimidad de Sánchez como Presidente del Gobierno, la inconstitucionalidad de los partidos independentistas...
En este contexto de sentimientos negativos puede entenderse el comportamiento de Pablo Casado, el pasado 6 de febrero de 2019 y publicado en el "eldiario.es" :
"El presidente del Gobierno es el mayor traidor que tiene ahora mismo nuestra propia legalidad". "El Partido Popular quiere liderar a la España sensata a la que ya solo le queda el recurso de salir a la calle para pedir que se cumpla la ley y que no se siga humillando a nuestro país". "El presidente está cometiendo un acto de felonía, está siendo un felón contra la propia continuidad histórica de la democracia española". "Es un presidente ilegítimo a partir de hoy. Como ilegítimo es un presidente que cometa delitos de narcotráfico". "Cada día que pasa Pedro Sánchez al frente de España es un escarnio a la historia democrática de este país". "Que ayuden a España a echar a este okupa, a este incapaz". "Pedro Sánchez es el mayor felón de la historia democrática de España, un irresponsable, un incapaz para gobernar, un desleal que está cometiendo alta traición, un mentiroso compulsivo". "Ahora empezarán con que crispamos". Coreado posteriormente por los líderes de Cs y Vox.
La situación viene generada por la idea de negociar con el independentismo, dentro de la Ley, para conseguir un acuerdo con ellos y evitar que toda la responsabilidad caiga sobre la justicia y la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Lo normal es que la convivencia en democracia se resuelva con el diálogo. Fue una torpeza que el Gobierno confirmase que en esa mesa de partidos, el recuperado bipartito, asistirá un relator, con un contenido bastante indefinido y en un momento delicado. A veces da la impresión que para el "PP" la verdad la dicen los independentistas y no el Gobierno. Ya no recuerdan que las negociaciones con nacionalistas, especialmente para aprobar los presupuestos, han utilizado intermediarios, incluso cuando ETA estaba activa. Actualmente nadie puede decir que se ha negociado fuera de la legalidad. Por su parte los independentistas han sido poco realistas y han conseguido la ruptura, esperemos que temporal, del diálogo iniciado.
Más preocupantes han sido las respuestas de algunos significados socialistas, actuales y pasados, que han dejado claro que las heridas del triunfo de Sánchez en las primarias no están cerradas. Comportamiento que no hubieran permitido en su tiempo los de antes, ni los de ahora, en su ámbito de poder. Por su parte Sánchez, cumpliendo su obligación, ha viajado a Estrasburgo para insistir que la justicia española es independiente como corresponde a una democracia consolidada como la nuestra, para evitar el abandono de exteriores en la anterior aplicación del 155.
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