En los últimos meses nos invade a muchos la preocupación de que las políticas del mundo, en general, están siguiendo derivas que resultan difíciles de entender:
El presidente del país más poderoso de la tierra pude decir una cosa hoy y su contraria mañana, a la vez que se dice y se desdice. Así ha sido con los aranceles de China, la ruptura del pacto antiatómico con Irán, las idas y vueltas con Corea del Norte, con el Brexit o con los compromisos con Europa. Por otro lado, Boris Johnson ha logrado que la reina Isabel II suspenda el Parlamento a partir del 12 de septiembre hasta el 14 de octubre para evitar un veto a su Brexit duro, un hecho arbitrario que ha movilizado al país en su contra. El Brexit ha dejado al descubierto la incapacidad del Reino Unido. Italia se permite violar abiertamente los grandes valores europeos y Europa no dice nada, parece que el extraño pacto de socialdemócratas con Cinco Estrellas se justifica, si para la amenaza fascistoide que amenaza a Italia. En la U.E. pocos hablan de la necesidad de una mayor unidad política, de única fiscalidad o de la formación de un ejército propio. Parece que la Europa que soñamos está cada vez más lejos.
Si nos fijamos en el enorme avance de la ciencia, que tanto ha mejorado las vidas de todos, resulta que si miramos los avances en las tecnologías de la comunicación, pese a las facilidades que nos brinda, muchas personas se sienten cada vez más solas mientras avanza la deshumanización. Además se están empleando para romper la intimidad, para dificultar el lenguaje persona a persona, a la vez que producen adicciones que necesitan tratamiento, generan conductas singulares y narcisistas que cuestan vidas, especialmente entre los jóvenes, facilitando los juegos de azar, el bullying y la pornografía. Pese a todo, no está regulado su uso, ni existe presión social para conseguirlo, ni un cambio educativo que corrija sus fallos. Tampoco las enormes ganancias que produce carecen de regulación fiscal adecuada. Al menos en España.
Como positivo citamos que los miembros del G-7 han aprobado, hace unos días, un fondo urgente, como un primer paso, para la protección de la Amazonia, dotado con 20 millones de dólares, para ayudar a combatir los actuales incendios. Y lo que es más importante, que se presentará, durante la próxima Asamblea General de la ONU, un ambicioso plan integral, pactado con los países de la región, para promover la reforestación del pulmón verde del planeta. Un buen comienzo para tomar conciencia mundial y conseguir un "desarrollo sostenible" que obligue a todos.
Dentro de espacios cercanos hay que poner el foco en lo que está ocurriendo en la autonomía de Madrid, pues tanto los nombramientos, como los hechos que saltaron con la elección de la Presidenta, han ido empeorando y aumentando su extensión en cuantías económicas y personas, a medida que pasa el tiempo. Esperemos que Cs termine apoyando la Comisión de Investigación que solicita la oposición. Lo que está claro es que Casado quiere el control de esa autonomía a cualquier precio y no es prioritario luchar contra la corrupción.
Por fin se ha anunciado que Pedro Sánchez presentará el próximo martes 3 de septiembre las 300 medidas destinadas a ser la base de un "acuerdo programático para un Gobierno progresista", buscando el apoyo de UP y las demás formaciones para una mayoría en el Congreso. El documento contempla los programas de Podemos y de las organizaciones civiles, buscando conseguir un "programa progresista" que facilite la investidura, aunque el debate del pasado jueves no deja espacio al optimismo.
Pese a todo creo que el sentir democrático sigue latiendo en muchos corazones, por eso espero un acuerdo. Con lo que nos rodea, España lo necesita.
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