domingo, 24 de noviembre de 2019

EXTRAÑAS RAZONES PARA DEFENDER UNA FORMA DE PENSAR

     Con frecuencia algunos colectivos, especialmente los políticos, defienden su forma de pensar con mentiras e insultos, a la vez que se atribuyen méritos que no les corresponden. Quizás el problema de la convivencia en Cataluña sea un catalizador en algunas agrupaciones políticas para que se desarrollen todo este conjunto de malas formas o se atribuyan sentimientos nobles, a veces para ocultar que no les importa España, que sólo quieren el poder. Prácticas que amenazan seriamente la democracia.
     Estos días estamos asistiendo al procesamiento del Presidente Torra, al que hemos oído decir que su comportamiento en libertad es un derecho inviolable en democracia. En realidad, está siendo procesado por no hacer caso al requerimiento de la Junta Electoral, que le ordenó eliminar símbolos independentistas o de apoyo a los políticos presos y expatriados de los edificios del Govern. Torra se sienta en el banquillo del TSJC por el incumplimiento de una ley democrática que exige a las instituciones su imparcialidad. Ahora se niega a responder al juez, pues dice que vive en una dictadura. Más adelante contesta que desobedeció porque la orden era ilegal, pues procedía de un órgano de nivel inferior al suyo. Parece que desconoce las leyes e incluso que en el Parlament dispone de asesoría jurídica. En otros momentos le hemos oído decir que la libertad está por encima de cualquier ley, para justificar su violación de la Constitución y del Estatuto de Cataluña, sin entender que su puesto de representación tenía como tarea más importante el exigir el cumplimiento de la Ley. Además no entiende que se le critique que no gobierne y que cuando lo hace sólo reconozca a los que piensan como él y no a los demás. Torra cree que cumplió con su deber en estos asuntos, pero la ley no es una cuestión de fe, sino de democracia. Le hemos visto en varias ocasiones incitando a la protesta, a la vez que ordenando a los Mossos la represión...
     En este nuevo tiempo las tres derechas han huido del debate ideológico, que lógicamente tiene soluciones distintas para los mismos problemas y que deben estructurar la base general de los programas electorales en las democracias occidentales. Decidieron primero ser constitucionalistas exclusivos, hasta que han visto algunas dificultades para hacer llegar el mensaje, erigiéndose ahora en los exclusivos patriotas en la defensa de España, una, grande y libre. Todo para erigirse en los exclusivos portadores de un discurso de judicialización y represión del problema catalán para salvar la unidad de España. En la defensa de esto, han recurrido al insulto, a la mentira y  a la ley, con pleno desconocimiento de ésta y de lógica en sus razones. Veamos.
     El modelo de insultos y mentiras, lo marca el manifiesto aprobado por los tres en el acto de la Plaza de Colón. Sobre la exigencia de aplicación de leyes que no lo permiten en el momento que se pide, podemos hablar de la continuada petición de aplicar el artículo 155 y otra serie de leyes excepcionales. No han entendido que el problema catalán es de convivencia y necesita soluciones políticas pactadas. Ahora que los tribunales sacan las condenas de los ERE, es una enorme vergüenza para el PSOE de Andalucía y oscurece lo mucho que se hizo bien. A su vez cobra valor la figura de Pedro Sánchez, expulsado sin merecerlo de la Secretaría General, dimitiendo hasta de su puesto en el Congreso para ser consecuente con su forma de pensar, presentándose a una nueva elección frente a Felipe González, Alfonso Guerra, Susana Díaz..., siendo elegido por mayoría absoluta, dando origen a un nuevo tiempo para el PSOE. Ahora el tripartito patriótico le pide responsabilidades políticas, olvidando que en la Gürtell se condenó al "PP", al decir en la sentencia: "nos gobierna una organización criminal", y que la sentencia de los ERE aun no es firme. No piensan porqué tienen demasiado que ocultar.

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