El profesor D. Enrique Tierno Galván definía la democracia de una forma un tanto singular: "La democracia es la trasposición de lo cuantitativo en cualitativo. Pero sólo a la cultura del pueblo corresponde que lo que quieren los más, sea precisamente lo mejor". Es evidente que los ciudadanos elegirán lo que más conviene a España si se informan y comprueban lo que dice cada uno de los candidatos. Por otra parte, la realidad de estas elecciones democráticas está cuajada de mentiras que hacen enormemente difícil el acierto en la elección, que debería estar basada en programas claros y didáctico y no de opinar y mentir sobre el enemigo. Por otra parte, se sabe que el votante actúa más con el sentimiento que con la razón. Hoy me dirijo a las personas de izquierdas ya que en estos momentos, con independencia del CIS, es necesario que la izquierda no disperse el voto y facilite la formación de gobierno. Sobre todo hay que ir a votar, pues en Andalucía, por ejemplo, la abstención dio el poder al tripartito.
Estos días, el problema separatista catalán ha entrado en una fase violenta: los incendios en el mobiliario urbano, los heridos de participantes y policías, los cortes de carreteras y quizás lo más grave: los sabotajes en estaciones y vías férreas y que un grupo de encapuchados impida el acceso a los alumnos en las universidades catalanas y que el rectorado se someta a las exigencias de esos encapuchados, impidiendo por la fuerza la libertad de pensar e ir a clase. Quizás ese mal se fraguó en el antiespañolismo de la primaria. La Vanguardia, publica (28-10-2019) una frase que dice pronunció un miembro del Consell Executiu: “Queríamos tener un Estado y podemos acabar perdiendo un país”. Puede que el realismo independentista empiece a tomar cuerpo. Por otro lado, el Tribunal Constitucional ha suspendido el plan de Acción Exterior de Cataluña a propuesta del Gobierno en funciones, con el respaldo del Consejo de Estado. En un plano absolutamente realista, el PSOE es el partido mejor situado para intentar solucionar el problema catalán: controla seis de los 10 municipios más poblados de Cataluña, tiene la presidencia de la Diputación Provincial de Barcelona y es el partido constitucionalista con más diputados en el Parlament e incluye en su programa un modelo territorial constitucional de naciones que puede hacer más viable el diálogo.
Por otro lado, un referéndum es una decisión popular directa, donde el pueblo asume toda la responsabilidad. La información que recibe para basar su voto sigue las estrategias de un proceso electoral, donde la verdad tiene el mismo espacio que la mentira, pero es más fácil la intimidación y la violencia, como ocurrió en el Reino Unido con la salida de Europa. Además debe ser legal. Sabemos que un referéndum separatista, si pierden, normalmente lo pedirán de nuevo como en el Reino Unido y en Canadá. Además a los afectados de otros territorios no se les deja opinar. Por último, estos referéndum en las democracias occidentales se piden por las regiones ricas que no quieren ser solidarias, por lo que ideológicamente no se califican de izquierdas. Lo más democrático sería lograr un acuerdo político viable y después someterlo a referéndum.
Los patriotas del tripartito, como toda respuesta se limitan a aplicar leyes de emergencia como el 155, o poner el debate último en manos del Constitucional, antes de la resolución. Engañan, pues al no haber acuerdos, las opiniones en los debates son libres en todos los parlamentos y porque hoy no es de aplicación el 155, pero eso es igual si consiguen desacreditar al presidente del gobierno en funciones. Lo único denunciable lo ha hecho ya ese gobierno en funciones y seguirá haciéndolo. No puedo evitar recordar el Manifiesto de Colón. Ahora el "PP" inicia una campaña en la red para desmovilizar a la izquierda. Hay que votar, y si me lo permites, mi consejo es que votes al PSOE.
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