domingo, 16 de agosto de 2020

LA OPOSICIÓN TAMBIÉN TIENE OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDADES

  En este avanzado tiempo de la comunicación, tengo la sensación de que su perverso uso está alejándonos unos de otros. La comunicación es fluida, gracias a las enormes posibilidades técnicas de las que disponemos, pero hay más odio, más mentiras y más bulos que nunca. Afortunadamente, suelen acompañarse de grandes ideas, emociones y sentimientos que ayudan a mantener la esperanza en el ser humano, pese a que muchos se alimentan en las cloacas, induciendo a otros a seguir los pasos del pensamiento del grupo que dirigen. Para ellos, ser demócrata ya es considerado una posición de extrema izquierda, olvidan que el ser humano tiene capacidad para decidir al margen de cualquier etiqueta. Necesitamos que el pensamiento político más numeroso sea mejorar la sociedad en la que vive y ser capaz de ejercer la autocrítica. Tener ideas políticas no es una perversión. Puede serlo si se emplean exclusivamente en beneficio propio.

En este ambiente, la democracia española ha borrado de su ejercicio el papel de la oposición, olvidando que tienen obligaciones y responsabilidades, por ello cobra, pero la derecha no las ejerce. Su hacer es atacar al Gobierno, haga lo que haga y punto.

Estos días, asistimos al recrudecimiento de la pandemia. Es cierto que hay menos fallecimientos y no se ha colmado la sanidad, pero ya está afectando a la economía, especialmente al turismo. Desde la oposición se pide ahora más implicación del Gobierno. Los números son alarmantes y no es consuelo lo que pasa en otros países. Hay que actuar ya, todos unidos para ser más eficaces. Veamos el reciente pasado.

El Gobierno, reunido en Consejo de Ministros extraordinario el pasado 14 de marzo, presidido por el presidente Sánchez, aprobó declarar el Estado de Alarma en todo el territorio nacional por un periodo de quince días, para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19, previsto en el artículo 116 de la Constitución, con el fin de garantizar la protección de la salud de los ciudadanos, la contención de la enfermedad y el refuerzo del sistema de salud pública. Las sucesivas ampliaciones del Estado de Alarma requerirían la aprobación del Congreso. El "PP" de Casado era clave por liderar la oposición, pero quedó voluntariamente a un lado, absteniéndose, salvo en la primera votación que votó a favor. Eso sí, desde el comienzo, todas sus intervenciones estuvieron cuajadas de insultos, descalificaciones y mentiras contra el Gobierno. Incluso acusaron al Presidente de la muerte de los afectados, considerando además el día de la mujer trabajadora como el comienzo de todo por haber autorizado la manifestación e incluso recurrieron a la justicia, que archivaría el caso. La sexta, y última vez, que se aprobó el Estado de Alarma, se hizo con el voto en contra del "PP" de Casado. Añadir que Vox siempre votó en contra y Cs siempre a favor. Casado jamás aportó idea alguna, ni razones jurídicas válidas para oponerse, repitiendo, sin base legal, que era ilegal aprobarlo por más de sesenta días. Cuando el presidente Sánchez intentaba buscar aliados para sacar adelante otras prórrogas con los independentistas catalanes, Casado le llamaba traidor, acusándole de concesiones que nunca se produjeron. Tampoco ha hecho autocrítica sobre su papel en Europa para evitar lo conseguido por el Presidente Sánchez. Su papel de líder de la oposición ha sido, hasta ahora, irresponsable e irrelevante. 

Por otra parte, en cuanto a las autonomías que lidera, con casi la mitad de la población de España, no se preocupa de su gestión. Las ha estado utilizando exclusivamente para atacar al Gobierno. El caso más representativo ha sido el de la autonomía madrileña, que cuando no pasó a la fase 1, Casado afirmó que Sánchez odiaba a Madrid. Nunca pensó que tenía obligación de actuar para hacer una buena gestión.

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