domingo, 2 de agosto de 2020

ENTRE EL PRECIPICIO Y LA SOLUCIÓN

     Es evidente que a estas alturas podemos tener una idea, más o menos clara, de lo que está pasando, tanto en la pandemia como en la economía.
     El Estado de Alarma debió alargarse más. Atrás queda la absurda teoría de Casado de los sesenta días. Acelerar el final del Estado de Alarma ha tenido y tiene importantes costes económicos y sanitarios. Como resultado, las autonomías han asumido la gestión de manera diversa, trasmitiendo un mensaje negativo para hacer viable la gestión y poder culpar a la población o al Gobierno Nacional en caso de fracaso. Así ha ido generándose un discurso sobre culpables, en lugar de buscar soluciones. En estos días se he iniciado una absoluta deslealtad entre autonomía: Galicia no aconseja ir a Navarra, justificando las medidas de otras naciones. Así podemos llegar al borde del precipicio. La coordinación del Gobierno y a su asesoramiento han evitado males mayores. La opinión de los expertos sanitarios es que la situación actual nada tiene que ver con la de marzo. 
     La política española puede dar comienzo en las próximos semanas al auténtico inicio de la legislatura. Sabemos que el "PP" de Casado sigue, hasta ahora, el viejo slogan de que "cuanto peor mejor", con esta estrategia lleva meses jugando a que la pandemia con sus miles de muertos, la crisis económica y la fuerte caída del PIB llevarían inexorablemente a la caída del Gobierno. Un nuevo fracaso, y van cinco. Ahora Casado parece que quiere un acuerdo para la constitución del CGPJ. Unas horas después, Vox planteó una Moción de Censura contra el Gobierno, que ya todos sabemos que se dirige  contra el "PP" de Casado. Su portavoz ha manifestado que votarán no. Es posible que la Censura haga reflexionar a Casado, difícil, pero no imposible. Veremos.
     Por otro lado, la posición del Gobierno es complicada por la dificultad de encontrar equilibrios con Podemos, ahora que Sánchez se ve con opciones de disputar a la derecha el relato de la gestión económica. A la vez que Hacienda ya ha dado el primer paso hacia el presupuesto. Unas cuentas que permitirán hacer inversiones sin que los gastos corrientes estén muy lejos de los ingresos gracias al pacto europeo. Aprobar esos presupuestos con un número importante de votos mejoraría la imagen de España. Para ello es necesario que los partidos eliminen las líneas rojas y que practiquen la empatía, sin descuidar el flanco de los agentes sociales. Habrá que tener en cuenta también que las ayudas tardarán en llegar y mientras lo hacen, la situación social pudiera ser explosiva. El éxito en Europa no puede terminar en un fiasco como final. 
     Sería inexplicable que, por tercera vez consecutiva, las Cuentas Públicas de 2018, firmadas por Montoro, estuvieran vigentes. La Ministra de Exteriores, Arancha González Laya, se pronunciaba al respecto y pedía unos Presupuestos de unidad y con el mayor número de fuerzas políticas. Buena parte del Gobierno ya está en ello. Ahora es imprescindible aplicar los programas requeridos por la UE y ajustar los tiempos a su liquidez. Debemos obviar el conflicto interno, ahora entre el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a cuenta de los Presupuestos, entendiendo que "no pasa nada porque haya debate interno". Pero este debate no debe afectar las exigencias de la UE, ni la posibilidad de acuerdos. La Conferencia de Presidentes, celebrada el viernes en S. Millán de la Cogolla e inaugurada por el Rey, debería ser un "buen punto de apoyo" para abordar la recuperación económica. Habrá colaboración público/privada con  Comunidades y Ciudades Autónomas. En adelante, las liderará la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Esperemos soluciones, pues un acuerdo nos puede abrir el camino a un tiempo mejor.

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