domingo, 16 de marzo de 2014

AHORA, PODEMOS

     Muchos españoles tenemos sensación de impotencia ante la pérdida de libertades civiles, la fractura social mayor de Europa, y la ausencia de ética política que produce la abundancia de la mentira y la generalización de la corrupción. El respetuoso recuerdo y la solidaridad con las víctimas del 11M que compartimos la gran mayoría de los españoles ha traído también el recuerdo de la ausencia de sensibilidad y las argucias del gobierno de Aznar, de algunos medios de comunicación y de jerarquías de la Iglesia que fomentaron la creencia en un proceso conspiranoico que aún prevalece en mandatarios del PP. Una interesada mentira que fue causa de muchos sufrimientos, desgracias y al menos dos víctimas directas. Nadie ha pedido perdón. Sí sabemos que ya entonces Bárcenas entregaba dinero en “B” a los dirigentes del “PP”. Ahora, de manera pacífica, con sentido democrático y utilizando los cauces del Estado de Derecho podemos, el próximo 25 de mayo, decir con el valor del voto, independientemente de las más diversas posiciones políticas, que lo que ocurrió y lo que está ocurriendo no nos gusta y debe cambiar.
    Gracias al tratado de Lisboa, las competencias del Parlamento Europeo han aumentado sensiblemente y, entre otras, los nuevos parlamentarios podrán elegir al presidente del Consejo que ejercerá un importante papel a la hora de decidir las nuevas políticas durante los próximos cinco años. Para los españoles, que podemos elegir 54 diputados de los 766 (el 7,05% del total) que forman el Parlamento, el proceso electoral tiene un doble sentido: el interior, que puede ser una seria advertencia al gobierno que se ha hecho acreedor de un duro castigo por gobernar contra los intereses de la mayoría que más lo necesita. Una ocasión de pasar factura que no debemos perder. Por otro lado tenemos que tratar, como europeístas, de influir en la elección de un gobierno europeo para que deje de gobernar con y para los mercados, como hasta ahora, y lo haga para los ciudadanos; eliminando la creciente y humillante diferencia entre el Norte y el Sur. 
     Para evitar un nuevo engaño hay que leer ya las noticias en clave electoral, teniendo como negativos los retrasos para junio en decisiones como la reforma fiscal, la aplicación por las autonomías de los recortes presupuestarios, y no valorar las bondades que anuncien para 2015. Debemos tener en cuenta que ese año es el de las elecciones locales, regionales y generales y mentirán sin mover el gesto para ser reelegidos y después, como nos dice la experiencia, harán sus políticas con más tiempo por delante.
    En el espacio europeo compiten el socialcristiano luxemburgués Jean-Claude Juncker (candidato de Merkel y Rajoy), que competirá con el socialdemócrata alemán Martin Schulz (candidato del PSOE), el liberal belga Guy Verhofstadt (derecha), el izquierdista griego Alexis Tsipras y los verdes José Bové y Ska Keller. Lo normal es que en el Parlamento resultante se den dos coaliciones, una liderada por Junker y otra por Schütz, aunque algunos apuntan a una coalición tipo Alemania. La experiencia nos dice que no conviene a España un presidente del Consejo al que dirija Merkel. Apunto algo del pensamiento de Schütz en una entrevista realizada hace unos días. Ante la pregunta: ¿Cree usted que la nacionalidad alemana puede ser un problema? respondió: “Muchos europeos desconfían de Alemania. Pero eso me anima aún más a demostrar que la nacionalidad no tiene importancia, que lo esencial son las políticas, que para mí se compone de tres elementos: justicia social entre naciones y pueblos; respeto mutuo, que los grandes no den lecciones a los pequeños; y una Europa unida y fuerte para defenderse de una competencia mundial con nuestros valores democráticos. Estas son las claves, por eso me presento como europeo que viene de Alemania y no como alemán”. En estas elecciones no debe haber nuevos olvidos de los que nos arrepintamos.

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