domingo, 2 de marzo de 2014

UN DISCURSO ESPERPÉNTICO

    En el debate sobre el Estado de la Nación el presidente Rajoy, en una retorcida utilización del género que engrandeciera su paisano Valle Inclán, ha representado un esperpento político deformando la realidad, manejando la información con demagogia. Los datos macroeconómicos dicen que el año pasado decrecimos el 1,2% del PIB y en el último trimestre crecimos un 0,17% frente a las previsiones del gobierno del 0,3% (un error del 50%); cerramos el año con un déficit del 7,2% y una deuda del 94,2%; el gasto público descendió un 4% y la demanda interna cayó un 3%. Estamos peor que cuando el “PP” llegó al gobierno. Dos años de injusticias que han propiciado una sociedad desintegrada, que ya no cree en los actuales políticos.  
    Bruselas pronostica para 2014: un crecimiento del 1% (condicionado inevitablemente a la subida de la demanda interna y al aumento del gasto público), un desempleo del 25,7%, un déficit del 5,8%  y una deuda del 99,8%. Los Presupuestos Generales del Estado para este año prevén una reducción de las transferencias a las autonomías del 13,6% (21.119 millones de €) y unos gastos financieros de 133.259 millones de € (1 de cada 3 euros van a ese gasto). Con esos números, no es posible justificar la euforia, el autobombo y la soberbia demostrada por el presidente para decirnos que “ya hemos salido de la crisis”. La esperpéntica representación se ha realizado además con el populismo propio de una precampaña, ocultando las muchas vergüenzas acumuladas. Todo ante un escaso número de españoles, que han despreciado la retransmisión con una audiencia del 1% de cuota (73.000 espectadores).
    Como siempre, en su discurso, se parapetó en Europa para hacer su tarea más fácil, atribuyéndole los fallos y apuntándose méritos como la bajada de la prima de  riesgo, obra exclusiva de Draghi. También, como siempre, utilizó a Zapatero, sin decir que éste mantuvo la prima de riesgo por debajo de la italiana y a su salida era de 195,7.
    No ha dicho cómo saldremos del desmadre energético que puede anular buena parte de la competitividad conseguida con el sacrificio de los trabajadores. Ni cómo se las arreglarán los 3 millones de hogares que no pueden hacer frente al pago de la luz.
    Ahora, aprovechando la crisis, nos quitan la libertades como la Ley del Aborto y la, eufemísticamente llamada, Ley para la Protección de la Seguridad Ciudadana, ambas informadas negativamente por miembros del Poder Judicial, por la opinión pública y por buena parte de Europa. A la vez justifican, con enorme soberbia, la muerte de 15 personas en el agua, cerca de la frontera con Marruecos, permitiendo las mentiras del Director General de la Guardia Civil. El arzobispo de Tánger, un español, ha manifestado que se está tratando como si fueran animales a los que menos tienen.
    Sobre todo, siguen olvidando que la crisis lo es básicamente de valores y que el gobierno y su partido están involucrados en irregularidades que se extienden cada vez más en la misma proporción que aumentan éstas para taparlas. Bruselas ha llamado la atención a España sobre la corrupción. El presidente calla, balbucea, miente o cambia de tema, mientras Cataluña seguirá esperando un diálogo que no llega. Todo puede esperar.
    En cuanto a las medidas, nos dice que los trabajadores que ganen menos de 12.000 €/año no pagarán IRPF (aproximadamente 22€/mes), sin decir que ya están exentos los que ganan menos de 11.162 €/año, ni tampoco a cuantos afectará; solo sabemos que entrará en vigor en 2015, año electoral. Mucho más concreto fue el anuncio de una tarifa plana de 100€/mes, para la creación de nuevo empleo fijo, sin que se sepa tampoco cómo afectará al empleo y a los ingresos de la SS. Aunque todo puede cambiar. Esperemos que la ilegalidad del céntimo sanitario no sea la excusa para nuevos recortes.

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