domingo, 10 de agosto de 2014

AUN HAY ESPERANZA

    Antes de las vacaciones, nuestro presidente se ha dirigido a los españoles con la euforia y el economicismo que ahora exhibe. Piensan unos que, aunque parece dirigirse a todos, se dirige a los suyos que le aplauden porque les va bien, mientras otros creemos que es su estrategia para ocultar la corrupción al acercarse las elecciones. Unos y otros sabemos que los datos del presidente están incompletos y llenos de medias verdades. Calla, por ejemplo, que la tasa del IPC interanual es del -0,3, un mal dato para un país netamente deudor; que se ha duplicado el déficit comercial con respecto al mismo periodo del año pasado y que estamos desandando lo andado; que la creciente deuda, las dificultades para cumplir el déficit, unido al enorme paro entre los jóvenes y los parados de larga duración sin desempleo no tienen solución en el medio plazo; que la brecha social aumenta, incluso entre hombres y mujeres…; o que los grandes males no los ha evitado Vd., como dice su ego, sino que ha sido la buena disposición del BCE, pues los tipos han bajado para Italia, Grecia, Portugal e Irlanda… La realidad es que tenemos un crecimiento frágil necesitado de nuevas medidas duras y que puede peligrar con las sanciones a Rusia o con la recesión de Italia. Sr. Presidente, la mayoría de los españoles no merecemos sus comparecencias.
    Las elecciones europeas han supuesto una reflexión para los partidos, con la excepción del “PP” que sigue con su vieja estrategia. La irrupción de “Podemos”, de Pablo Iglesias, ha supuesto un revulsivo a UPyD, a IU y al PSOE. Este último, el que con más rapidez ha reaccionado, ha cambiado, con primarias directas de todos sus militantes, toda la dirección federal, presentando un panorama político que está empezando a generar nuevas expectativas. En pocos días la estrella fulgurante, Iglesias, aparece omnipresente en todos los medios, mientras Pedro Sánchez, sin prisa pero sin pausa, va ganando credibilidad. Una aparición política serena, con un lenguaje nuevo que aporta soluciones radicales y modernas que parecen posibles, poniendo raya roja al populismo. El nuevo curso político se presenta lleno de posibilidades para la izquierda, pues España es, no lo olvidemos, el único país europeo en el que el descontento lo ha capitalizado básicamente la izquierda. Este nuevo mapa político propugna actuaciones con claridad en el relato y la ética como herramienta política básica. Las tácticas oscurantistas, sin ética, que practica el gobierno del “PP” tendrán que moverse en una atmósfera que se les puede hacer irrespirable. Una nueva generación de políticos se está abriendo paso.
    El PSOE actual de Pedro Sánchez es un partido socialista aparentemente distinto. Más que responder a las tesis del aparato, ha construido un núcleo duro en la nueva ejecutiva ajeno al tiempo anterior y aunque no tiene perfilado el programa político para el próximo futuro, el lenguaje de PSOE está empezando a cambiar: “hay que destinar de inmediato un 1,5% del PIB a políticas activas de empleo y dar carácter internacional a la lucha por el reconocimiento de derechos de los trabajadores” o “no se puede admitir que, mientras las grandes empresas están tributando al 20% de media, las familias aporten el 90% de la recaudación, la fiscalidad debe hacer pagar al que más tiene para reconstruir el Estado de Bienestar”… A la vez que afirma rotundamente: “la soberanía reside en el pueblo español y señala que su modelo federal es «contrario a una relación bilateral»”. No cabe duda que la nueva ejecutiva está dando los primeros pasos con más decisión y otro estilo.
    Antes de conocer la nueva dirección del PSOE, los resultados del CIS daban mayoría a la izquierda. Sería una pena que la nueva izquierda de “Podemos” e “IU” eligieran, como enemigo a batir, al nuevo PSOE esgrimiendo las viejas frases de “todos son iguales” o “todos son la casta”, una situación que sería en primer lugar injusta, porque no llevan tiempo para ser atacados de continuismo y en segundo lugar sería poco inteligente, pues darían oxígeno al “PP”, el más interesado en que este ataque continúe. Esperemos que la unidad de la izquierda sea una realidad y conservemos la esperanza de que un cambio sea posible. En poco tiempo sabremos el lugar de cada uno. Esperemos. 

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