domingo, 17 de agosto de 2014

RECUPERACIÓN CON MÁS DESIGUALDAD

    El triunfalismo de la incipiente recuperación parece haber cerrado los ojos al gobierno para ver la situación en que vive, y seguirá viviendo durante mucho tiempo, parte de la sociedad española. Lo que está provocando la pérdida de la cohesión social de imprevisibles consecuencias. Además de una España más empobrecida, emerge un país mucho más desigual. Los últimos días han sido pródigos en noticias sobre los dos extremos de la trama social: mientras el tradicional informe anual sobre la riqueza mundial del “Crédit Suisse” describe que el número de millonarios (fortunas superiores al millón de dólares) aumentó en España un 13% entre mediados de 2012 y la primera mitad de 2013, el observatorio de la realidad social de Cáritas informa que la pobreza severa (vivir con menos de 307 euros al mes) se ha duplicado durante la crisis y afecta ya a más de tres millones de ciudadanos y sigue creciendo. Lo más duro de asumir es que la lucha contra la pobreza no figura entre las prioridades de este gobierno.
    El director de OIT España ha alertado del aumento de los llamados “trabajadores pobres”, personas que tienen un trabajo pero no perciben dinero suficiente para mantener una familia. Es el caso, advirtió, de trabajadores por cuenta ajena que ven empeoradas sus condiciones de trabajo hasta límites intolerables, pero, sobre todo, de trabajadores por cuenta propia o autónoma, hasta el punto de que “indicadores internacionales sitúan a España entre los primeros países con más desigualdad”. Esta situación “preocupa especialmente” por cómo está afectando a la población infantil, pero también por el hecho de que aunque aumenta la afiliación a la Seguridad Social disminuye la cobertura de desempleo.
    Si analizamos los bienes y servicios totales (PIB) que producía España en 2007 se valoraban en alrededor de 1,054 billones de euros, mientras que el PIB del año 2012 era de 1,030 billones. En el primer lustro de la crisis económica, el PIB de nuestro país tan sólo se había reducido en alrededor de 24.000 millones de euros, un poco menos, por ejemplo, de la tercera parte de las ayudas públicas recibidas por la banca (61.000 millones). Si el PIB ha caído tan levemente, ¿por qué tanta devastación en materia de desempleo y pobreza (tasas propias de depresión, no de recesión), reducción de la renta disponible de las clases medias, cierre de negocios, limitación del Estado de Bienestar como consecuencia de los recortes?
    El coeficiente de Gini (un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad) no sólo no pertenece a las preocupaciones del PP, sino que en las pocas declaraciones que Rajoy y los ministros hacen sobre el asunto subrayan que el coste de sus medidas de ajuste ha sido proporcionado y en relación a los posibles de cada clase social. Los datos empíricos muestran lo contrario: según Eurostat (índice Gini), España es el segundo país más desigual de Europa, tras Letonia, siendo Noruega el más igualitario. Tenemos la desigualdad que correspondería a un país en vías de desarrollo. Además, en estos años, Portugal, Grecia e Italia han logrado reducir sus índices de desigualdad.
    No olvidemos que a medida que las sociedades se hacen más “desiguales”, las posibilidades de prosperar se reducen y la desconfianza entre grupos aumenta y hace más difícil el crecimiento del consumo interno. Una situación que enfría de alguna forma el discurso sobre los emprendedores y las posibilidades del esfuerzo individual: el entorno, las oportunidades educativas o las redes de protección juegan un papel crítico en la capacidad de los individuos para "dar el salto". Además, como la desigualdad puede crear inseguridad, el gobierno está tratando de disminuir la libertad. Está emergiendo una sociedad con más PIB, más pobre, más desigual y menos libre.

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