domingo, 26 de octubre de 2014

EL DOBLE JUEGO DE RAJOY

    Cada vez parece más evidente que Rajoy practica un doble juego: por un lado, cuando actúa de presidente del gobierno practica el clientelismo, se muestra escurridizo y oscuro a la hora de dar explicaciones, deja que su gobierno dé la cara por él, parece ajeno a la realidad y al sufrimiento que le rodea. Ahora su tarea es cumplir con la estrategia electoral del optimismo. En el partido actúa de manera maquiavélica: todo necesita su consentimiento, eliminando a los incómodos. En ambos exige la unidad e impone la “omertá”. Veamos cuál es su juego como presidente del “PP” en los dos grandes casos de corrupción, pues sabemos que como gobierno no está, ni se le espera. 
    En el “caso Gürtel”, donde es el máximo responsable, intenta quedar como víctima de las traiciones de sus cercanos y ajeno a cualquier responsabilidad económica. Su posición no cambia pese a lo abrumador de las pruebas en llamadas telefónicas, negociaciones e imputaciones que hoy son públicas. Es difícil entender que se compre una sede para su partido en el País Vasco, que se renueve otra sede en la Rioja, que se transforme la sede central de Génova (donde tiene su despacho), que se hagan continuos pagos a cargos del partido, que se reciban donativos de empresas por cuantías no  permitidas que hay que trocear para legalizarlas; todo ello con dinero en “b”, y su máximo responsable no se dé por aludido. El último auto del juez Ruz, en el que se imputa a Ángel Acebes, dice textualmente: “no vigiló que el tesorero Álvaro Lapuerta y el gerente Luis Bárcenas detraían fondos de la caja “b” del “PP” para su lucro”. En el informe de la policía se acredita la financiación ilegal del partido mediante un sistema de blanqueo de dinero negro a través de una cuenta para donativos anónimos. La imputación se concreta al afirmar que el “PP” sacó fondos de su caja “b” (casi 500.000 €) para comprar participaciones de Libertad Digital a través de tres personas: Francisco Yañez, Álvaro Lapuerta y Rosario Iglesias; sólo Yañez devolvió el dinero. Recordemos que Costa (imputado por no vigilar) fue nombrado directamente por Mariano Rajoy. También ha sido imputado José M. Molina  por la concesión de las basuras a una filial de Sacyr y la donación de 200.000 € para la campaña de Cospedal, que no aparecen.  
    En Bankia, el mullidor de los nombramientos, Mariano Rajoy, aparece ajeno a todo. Los movimientos económicos y de personas son otro culebrón: comienza con la dimisión de José Luis Olivas como vicepresidente de Bankia (expresidente de Bancaja, hoy procesado). Esta nueva situación pone en escena a Rato que busca la presidencia de Bankia y colocar a su lado a Juan Costa, ahora distanciado de Rajoy. Éste, se mueve con rapidez e impone a Rato con el apoyo de Aguirre y elimina a Costa. En mayo de 2012, dimite Rato quién, según dijo, se consideró engañado por el informe Deloitte. Lo curioso es que el escándalo de las tarjetas negras sale a la luz de la mano de organismos públicos como Bankia y el FROB, un día después de que dimitiera Ruiz Gallardón.
    Por si fuera poco, Rato no ha explicado adecuadamente al fiscal, ni informado a la CNMV su relación con Lazard (de la que fue directivo antes que de Bankia), cuyo presidente, Jaime Castellanos, le transfirió seis millones de euros. Una empresa encargada primero por Caja Madrid y luego por Bankia de informes por los que recibió 8 millones de euros. Mientras, Rajoy se pone de perfil como acostumbra y Aznar permanece callado, pese a que el pacto que dio lugar a la entrada de Blesa en Caja Madrid merece muchas explicaciones. El culebrón continúa, poniendo bajo sospecha la gestión de Aznar, orgullo del “PP”. Todo apunta a que lo peor en ambos procesos no ha llegado aún. Hasta es posible que algún imputado rompa la ley del silencio. Esperemos.

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