domingo, 23 de noviembre de 2014

PERDER EL NORTE

   “Perder el norte” significa, en el lenguaje popular, perder la razón, comportarse de forma desordenada, errática y desorientada, como si no supiera dónde esta, quién es, ni cómo debe comportarse. La trayectoria del “PP” en la actual legislatura presenta en asuntos básicos un obrar errático, unido a un desorden ético: la corrupción y sus derivados señalan una ambición “desordenada”; los recortes, la opacidad informativa y la reforma laboral acusan la “pérdida de la razón” y un “comportamiento desordenado”; la reforma del aborto, la “desorientación” ideológica con la que nos engañaron… Pero quizás sea en la comedia bufa de ciertas acciones menores, aunque a veces encubran tragedias, donde queda claro la pérdida del norte, ya que carecen de referencias de todo tipo.
    El ministro del Interior concedía el pasado febrero la Medalla de Oro al Mérito Policial, con carácter honorífico, a la Virgen María Santísima del Amor (según la Constitución somos un Estado aconfesional). Hace unos días, la nueva comisaria de Asuntos del Interior de la UE, Cecilia Malstöm, denunciaba la violación de los Derechos Humanos en Ceuta y Melilla, por parte de ese mismo ministro. Como la comisaria estaba configurando su equipo, eliminó de puestos clave a dos españoles, uno era director general de Justicia e Interior y el otro número dos de la agencia de gestión de fronteras. Cuando está en juego la frontera Sur, España está fuera de las decisiones.
   Afectados por la hepatitis C se concentraron ante el hospital Carlos III de Madrid para pedir a la ministra el nuevo medicamento porque, aseguraron, doce afectados mueren al día. Según afirmaron, los 125 millones previstos por el Ministerio cubren el tratamiento de 4.900 enfermos de los 300.000 diagnosticados. Después del informe ministerial, el experto, Javier García-Samaniego, afirmó: “no responde a las expectativas que había entre los clínicos que atendemos a estos pacientes”. Qué poco valor dan a la vida del otro.
    Esperanza Aguirre, tras declarar la guerra total a la corrupción, sorprende con unos exámenes para sustituir a los dimitidos alcaldes. Exámenes amañados y ensayados de antemano. Además, el examinador, Bartolomé González, está salpicado en los escándalos de Gürtel, Púnica y Noos. Antes dijo que ella denunció la trama Gürtel y que no conocía a los alcaldes ni sus nombramientos, desmentido inmediatamente por los medios. Al día siguiente de la expulsión como gerente del “PP” y del partido a Beltrán Gutiérrez Moliner por gastar 58.000 € de su “tarjeta Black”, Aguirre lo contrata como su gerente. Cospedal pide explicaciones, sin recordar que el suyo está implicado por Ruz mucho antes. Son todos iguales. No conoce que Beltrán no se toca, sabe demasiado. 
    Después de la imputación de Ángel Acebes (secretario general del “PP”, tres veces ministro con Aznar, alcalde, Diputado y Senador), el juez le llamó para preguntarle si conocía al arquitecto que hizo las obras, pagadas con dinero en negro, de la sede central del “PP” en Madrid; la negación fue rotunda. El Juez sacó de su carpeta dos fotos en las que se le veía en buena relación con el arquitecto y cambió de color. Lo curioso fue que estaba acompañado de Rajoy, que está en todo y afirma no saber nada.
    Ignacio González, copropietario de la empresa Eyes Bolton Art SL, dedicada a comercializar joyas, bolsos y ropa, que compatibiliza con la presidencia de la Comunidad de Madrid, intenta acallar judicialmente las críticas que recibe por ello, alegando su derecho a la privacidad. Últimamente fue contra el diario Público y un grupo de periodistas que informaron, con datos ciertos, sobre sus manejos. Sus recursos llegaron hasta el T.S. que cerró el caso. Para desmentir a Cáritas sobre las carencias infantiles, suspendió los comedores y otros centros durante el verano, sólo para ocultar la realidad. 
    La ausencia de valores morales, sociales y políticos los hace capaces de todo. 

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