domingo, 4 de enero de 2015

EL AÑO 2015

     Este año que iniciamos se presenta con bastantes aspectos macroeconómicos positivos y otros muy preocupantes, como la deuda y una deflación que nadie valora, debido a la inmediatez que supone la mejora de las rentas, pero que constituye un riesgo cierto (este año el IPC ha decrecido el 1,1%, mientras la inflación subyacente no ha pasado el cero). Estamos peor que el pasado en los aspectos sociales, pues las mejoras “macro” no se han filtrado a los ciudadanos en muchos aspectos, ya que siguen avanzando la bajada de salarios y la pobreza, continúan deteriorándose los servicios públicos y cada día se descubren nuevas corrupciones que dañan las instituciones y merman la credibilidad de la clase política. Por eso una mayoría de españoles no se explica la euforia del gobierno, como no sea porque la élite económica es un 3,6% más millonaria. Sabemos que siguen mintiendo, pues la bajada de impuestos se traduce al parecer en una subida de la presión fiscal (así se lo han comunicado a Europa). Esperemos que este año electoral nos traiga nuevo gobierno en la Moncloa, pues el salto atrás con el que nos amenazan si no ganan, ya se ha producido con ellos. 
    Si echamos un vistazo a la coyuntura europea de la que dependemos, el decrecimiento o el estancamiento son una constante, sin que esté en el horizonte la aplicación inmediata de políticas expansivas: el incipiente plan Junker tiene ya la oposición de Merkel. Al fondo, la crisis rusa empeora y surge el yihadismo. La bajada del precio del crudo y la depreciación del euro ayudan, pero pueden no ser suficientes. Aspectos que nos influirán pese a ser ajenos al control de España.
     Por otra parte, Angel Urría, secretario general de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), dice que España ha recuperado la competitividad y ahora tiene que centrarse en recuperar la productividad, sin lo cual no pueden subir los salarios. A la vez que pronostica que habrá que revisar a la baja las expectativas de crecimiento para los grandes países europeos, señalando que la zona euro no sólo sigue siendo la oveja negra de la recuperación, sino que hay riesgo de deflación que podría perpetuar esa situación e incluso agravar la crisis de la deuda. Estimando que el crecimiento conjunto de esta zona aumentará su PIB un 0,8% bajando la expectativa en 4 décimas. Europa no avanza y necesita estímulos económicos, afrontar con decisión la unión bancaria, la supresión de los paraísos fiscales y el cobro de un impuesto a las transacciones financieras. Todo ello aprobado y estancado.
    Desde el punto de vista político la incapacidad de la derecha griega de sacar adelante la elección de Presidente de la República, supone la realización de elecciones anticipadas para el próximo 25 de enero. La situación preocupa debido a que los sondeos dan ganador a Syriza, un partido de izquierdas que se opone al rescate del país y cuyo líder Alexis Tsipras, de 40 años, tiene un gran ascendiente sobre las masas. Ante esta situación creada por la rigidez germano-europea en materia económica, estas elecciones se van a convertir en un ensayo que pondrá a prueba la capacidad de negociación de la derecha europea que hoy lidera la política. Ante estas elecciones las grandes instituciones financieras están mostrando su peor cara para evitar cambios.
    España tiene también un complejo año electoral en el que igualmente pueden existir cambios importantes, pese a que el gobierno quiere seguir utilizando el miedo, coreado por algunos líderes europeos. Unas elecciones en las que tendrán influencia los resultados griegos y los primeros pasos de gobierno… Si Alemania no acelera la unidad de Europa y las políticas de crecimiento, el futuro europeo está en riesgo. Mis mejores deseos para que 2015 sea el del cambio para los ciudadanos, indudablemente a mejor.

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