domingo, 28 de junio de 2015

VUELTA A LO MISMO

   Los cambios de Rajoy como reacción a la pérdida de poder se han limitado al final a cuatro subsecretarios del partido que se encargarán de la imagen y el aumento de su presencia en la dirección, y en el gobierno al previsto de Wert. Pese a lo exiguo, hay que reconocer que ha sido el mayor desde que llegó al poder. Con eso, los rebeldes tan contentos. A la vez, toma cuerpo el discurso de que el descenso del voto en las pasadas elecciones ha sido el pago con creces de la corrupción, considerando enorme su lucha contra esa lacra (mientra Europa critica los contratos a dedo del Tribunal de Cuentas). Es decir, las elecciones y su lucha han perdonado, para ellos, políticamente la corrupción. Siguen sin saber que el enfado procede del binomio corrupción-impunidad. Así en nombre de la honestidad nombrarán a Asunción Mosquera como Secretaria de Gobernación de la AN, para controlar la Gürtel, que se une al escándalo de los jueces designados para la misma causa. En el paquete: bajan los impuestos el 9%, sobre todo a los más ricos, después de una subida del 25%, sobre todo a los más pobres; sacan 7.000 plazas de funcionarios después de eliminar 175.000, o dicen, entre ratificaciones y desmentidos, que van a negociar para devolver poder adquisitivo a los funcionarios (son 2,5 millones). Todo a 5 meses de las elecciones. A la vez que recurren al miedo, utilizan el poder en su provecho y sólo hablan de éxitos económicos. Vuelta a lo mismo.
   Rajoy sigue dando respuestas blandas, banales, borrosas, difusas, esquivas…, que si alguna vez pudieron representar algo para alguien, hoy producen hartazgo hacia un presidente agotado que aparece políticamente ajeno a las demandas de su pueblo. Trata la crisis como algo ajeno a su responsabilidad, a la vez que diviniza su papel, sin tener en cuenta la importancia del BCE en sus éxitos. Aunque no tengan culpa, los nuevos nombres nacen gastados, sólo por su designación. Existe una percepción ciudadana mayoritaria de que la democracia nacida de la Constitución de 1978 no funciona bien. En la última encuesta del CIS, siete de cada diez ciudadanos estaban poco o nada satisfechos con el funcionamiento de la democracia en España. La crisis, en principio económica, se ha gestionado tan mal políticamente que ha contagiado a los grandes valores de la democracia. Sin duda, la enorme rigidez del funcionamiento del “PP” por la ausencia de democracia interna dificulta cualquier solución razonable.
   En todo momento, el presidente ha demostrado que desconfía profundamente de la política de pactos. Creyó que el balance económico era suficiente para lograr un triunfo, pero la tozuda realidad le ha dicho lo contrario. Pese a los análisis sobre comunicación, humildad y honestidad, su intención es variar las normas en función de lo que considere más favorable. En las democracias no es la lista más votada la llamada a gobernar, ni tiene porqué serlo, sino aquella que sea capaz de congregar una mayoría suficiente para hacerlo. Es más que probable la moción de censura o la repetición de elecciones. La actual situación debería ser una piedra de toque para entender que tener la mayoría absoluta no debe suponer gobernar haciendo lo que le venga en gana, pues luego se quedarán solos en los pactos. Habrá que estar atentos.
   Por otro lado, el discurso de Cristina Cifuentes en la toma de posesión no se parece en nada a los prolegómenos que anunciaba en sus declaraciones y deja a Ciudadanos con la impresión de una clara tendencia hacia el “PP”. Es posible que C’s, como se viene diciendo, sea el partido emergente que permita un nuevo gobierno del “PP”, aunque habrá que esperar la evolución de sus discursos. Hoy ésta es la única posibilidad que existe para que Rajoy siguiera siendo presidente del gobierno. 

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