domingo, 30 de agosto de 2015

LA CREDIBILIDAD DEL GOBIERNO

  Todo apunta a que Rajoy empieza a darse cuenta de que su comportamiento durante la legislatura pesa demasiado y puede lastrar irremediablemente su futuro. La aparición de la Púnica (que saca dinero hasta a los huérfanos de la Guardia Civil y tiene incautados 7 millones en joyas y otros regalos que no caben en la Audiencia Nacional), además del caso Rato y la Gürtel, entre otras, demuestran la existencia de una serie de redes mafiosas que lo llena todo. Además de los enormes e injustos recortes. Todo sigue vivo en la memoria ciudadana, reclamando justicia y minando la credibilidad del gobierno. El cambio de discurso y de estrategia de Rajoy, que nos ha hecho creer que lo que él decía era la solución única e infalible, hace aún menos creíble éste. Tanto los nuevos compromisos como los viejos engaños están siendo juzgados por igual.
   El aumento del gasto en pensiones se sitúa un 2,8% más que hasta el pasado agosto (es decir 8.270,5 millones), el crecimiento más bajo de la serie histórica, pese a que el déficit de la Seguridad Social en 2014 ha seguido creciendo en 10.000 millones. El IPC previsto por el gobierno del 1% y la subida de pensiones del 0,25% nos dicen que perderán poder adquisitivo y que éste será aún mayor si las, cada vez menos creíbles, previsiones no se cumplen. Los fallos los recibirán los nuevos, como aclaran las auditorías (ellos acusaron sin hacerlas) realizadas en las autonomías que gobernaron.   
   El presupuesto-programa ha despertado las viejas iras de los recortes, sentimiento al que ha colaborado la desafiante superioridad en la presentación de Montoro con sus repetidos e inexactos slogans de siempre: "son de los presupuestos más sociales de la democracia" o "son los de la salida de la crisis"... Situaciones que han tenido como contrapartida la unión de la oposición y de muchos sectores que empiezan a entender el engaño. El PSOE ha contrapuesto parte del programa e IU ha dejado claro que “radical” no es ningún insulto, pues significa que analiza el problema hasta la raíz. El “PP” ya no es necesario ni debe preocupar su salida. Además como odia ser radical es que es superficial como sus análisis. La codicia ha hecho estragos en el gobierno. 
   Después de eliminar la ayuda sanitaria a los sin papeles, reduciendo su atención a las urgencias, y anunciar duras sanciones a las autonomías que no se ajusten a esa política, resulta que Cristina Cifuentes, simulando a otras autonomías que ya lo hicieron público, anuncia que su sentido moral le dicta atenderlos. A los pocos días Rajoy anuncia mejoras en la cobertura de los sin papeles y Sanidad ofrecerá un acuerdo a las comunidades autónomas el próximo septiembre. Incluso contra el parecer de su reciente candidato en Cataluña. En dos semanas ha pasado de multar a emular aunque, como es normal en Rajoy, de manera imprecisa y vaga proponiendo un registro de emigrantes inasumible. Madrid dice que atenderá a todos. No es fácil seguirlos.
   El domingo 23, el “PP” anunciaba que abrazaba la nueva política, se abría a las reformas y estudiaba actualizar instituciones como el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial. Además de proclamar la voluntad de que “cambiar la Constitución se consideraba necesario y definitivo”. Dos días después dice Rajoy que la Constitución está bien como está y aunque escuchará propuestas, jamás liderará el cambio ni lo considera asunto prioritario. Atrás quedan los nombramientos en el CGPJ, en el TS y en el TC para cubrir la enorme corrupción en un futuro que consideran que será distinto. El rigor exige en el importante tema de la Constitución, pensar antes de hablar, especialmente por encontrarnos a un mes de las elecciones catalanas. Rajoy no es un hombre de Estado, aunque parece creer que el Estado es él.
   Mi pesar por la muerte de Txiki, luchador por la paz y el entendimiento de todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario