domingo, 2 de octubre de 2016

ESPAÑA NECESITA UN PSOE FUERTE Y UNIDO

Había pensado no escribir nada de lo ocurrido esta semana, debido a que me encuentro lleno de sentimientos que considero negativos y poco útiles para favorecer el necesario diálogo que no se da en dos de mis grandes preocupaciones: España y el PSOE. Pese a todo, como socialista, me creo en la obligación de vencer la frustración, la rabia y la desesperanza que me inundan e intentaré realizar algún comentario. Siempre estaré cerca del líder del PSOE que salga elegido de manera democrática y limpia.
En España ha sido normal, al menos en el PSOE, que los líderes nacionales carentes de poder institucional estén condenados a soportar comentarios poco edificantes de los líderes regionales con este poder que se creen poseedores exclusivos del mérito de ganar. A su vez, el líder nacional tiene siempre la culpa cuando hay pérdidas. En este momento esos líderes regionales, llamados críticos, se han excedido de manera dramática en sus demandas, impidiendo el debate y olvidando que en las tres últimas elecciones todos han bajado en número de votos en sus territorios, que todos pactaron en su momento con plena libertad y que Sánchez, en esta ocasión, ha sido elegido directamente por toda la militancia de España, incluidas las de los críticos.
La penosa situación que vivimos estaba prevista con anterioridad, aunque quiero creer que no con la violencia y dureza con que se ha presentado. Desde el comienzo de la andadura de Sánchez, esos barones han estado atacando con comentarios, cuando no con reproches cada vez más duros, que eran animados y coreados por la mayoría de los medios de comunicación, algunos inexplicablemente hostiles. Intervenciones y comentarios que no favorecían el voto socialista en las repetidas elecciones. Mientras, en el Comité Federal ordenaban un "NO ES NO" y fuera, algunos de sus miembros hablaban de dudas o de abstención. Esta dura "lucha de poder" se ha producido sin la cobertura de presentarse como un debate ideológico interno que abriera espacios de pensamiento, tan necesarios en estos momentos.
Por otra parte, la crisis del PSOE es muy anterior. Basta recordar que en las generales de Rubalcaba (sin haber nacido Podemos y C´s), hace casi cinco años, se perdieron más de cuatro millones de votos, y Sánchez fue nombrado el 27 de junio de 2014, sin tiempo y sin los apoyos para hacer las reformas necesarias.
Las previsibles derrotas en Galicia y Euskadi han sido el pistoletazo de salida esperado. Fue un mal momento para el PSOE, pero una buena ocasión para culpar y debilitar a su líder. Ya lo dijo Susana cuando ganó Sánchez con su apoyo: "este chico no vale, pero nos vale". Sigo teniendo claro que dar el gobierno al "PP", sin que éste ofrezca reformas sustanciales e inmediatas incluidas en el programa del PSOE, dejaría sin esperanza a la mayor parte del pueblo español que ha votado cambio. Quede constancia de que me parecen positivas las aportaciones de José Borrell. Y que Pedro Sánchez me ha parecido un hombre honesto, consecuente con su palabra y valiente.
El sábado, le tocó dimitir como había prometido, en una jornada caótica en el Comité Federal, tras perder la votación. Susana Díaz y sus afines han doblado el pulso a Sánchez tras once horas de discusiones. Javier Fernández, presidente asturiano, pilotará la gestora. Espero que sea un acierto, pues España merece un PSOE fuerte y unido. Ahora toca esperar las decisiones. Reconociendo que no son fáciles.
Manifestar mi rechazo a la ruptura del pacto de gobierno en Castilla-La Mancha. Una irresponsabilidad que crea incertidumbres y sólo beneficia, de nuevo, al "PP".

No hay comentarios:

Publicar un comentario