domingo, 15 de abril de 2018

EL CONFLICTO ENTRE VALORES ÉTICOS Y MORALES E INTERESES ECONÓMICOS Y POLÍTICOS

    En una primera consideración global, observamos que la ciencia ha demostrado, a lo largo del tiempo, que es el instrumento más poderoso de conocimiento, con capacidad para resolver problemas clave como la escasez de recursos, el hambre en el mundo, y de procurar mejores condiciones de bienestar para la humanidad. La búsqueda del conocimiento a través de la racionalidad científica ha sido uno de los valores sobresalientes del espíritu humano. Pero, al mismo tiempo que ese pensamiento científico abría las posibilidades para una inteligencia colectiva, gracias a los avances de la cibernética y las tecnologías de la información, se ha ido produciendo el fenómeno de la paulatina sumisión de la ciencia y la tecnología al interés económico y al poder político, quienes han dejado fuera de su pensamiento y de su conducta práctica la ética y la moral. Aspectos que comprometen seriamente el futuro del ser humano. Pensamos que todo esto puede ser la causa última de las sucesivas crisis económicas que hemos ido padeciendo últimamente, que a su vez, se han ido ampliando con graves problemas sociales, normalmente asociados al crecimiento de las grandes empresas multinacionales, a las privatizaciones de lo público y a la corrupción, a la vez que aumentaba la desigualdad en el acceso al conocimiento y a la verdad de la información. Analicemos otros espacios. 
   En la UE., desde 1986, tras la entrada en vigor del Acta Única (ya con España ingresada), se optó por que la comunicación de la Comisión Europea con la “sociedad civil” se hiciera por medio del sistema de "lobbies de empresas", en detrimento de los grupos ecologistas y de los representantes de la sociedad civil. Fruto de este sometimiento, ha sido la actitud de tolerancia hacia el incumplimiento flagrante de los derechos humanos en una inmigración obligada por las guerras. Convirtiendo el mar de las grandes culturas en un cementerio de los horrores. Tampoco avanzamos hacia una democracia normalizada, donde su presidente sea elegido por los ciudadanos de la UE. y éste se someta al control del Europarlamento. Por el contrario, seguimos obedeciendo los mandatos interesados de los grandes países, ahora Alemania y Francia. Apuntamos, en positivo, la protección de la educación y la investigación con aumentos del gasto con respecto al PIB en algunos países, que abren camino a la esperanza, aunque aumentan su diferencia con los que no lo hacen, a lo que hay que unir el avance, en los últimos procesos electorales, de los populismos nacionalistas.
   En España, donde durante la transición se valoró como fundamental la primacía del Estado en la solución de los problemas de educación y atención al ciudadano, aunque no se valorara, por inexperiencia, la aplicación de ese conocimiento a la investigación; últimamente hemos dado pasos atrás en educación, en los aspectos sociales de igualdad e incluso, cuando el sistema educativo empezaba a encontrar el camino de la investigación, se le ha cerrado la financiación de manera incomprensible. A la vez ha aumentado la violación de los derechos humanos con los inmigrantes. Un grave error económico. No recordamos que cuando teníamos más de cuatro millones de inmigrantes, con mayores sueldos y mayor número de empresas, tuvimos excedentes en la Tesorería de la Seguridad Social y su presencia no aumentó el índice de delincuencia, como consideraban los populistas. Resalta, como una situación excepcional, la movilización del 15M y su: "no nos representan" que abrió un corto espacio a la esperanza.
   Hoy vivimos momentos difíciles: no tenemos en la universidad personalidades que destaquen por sus lúcidas reflexiones sociales, políticas, filosóficas o científicas capaces de dar luz a la sociedad en la búsqueda de soluciones. El claro predominio del capital ha sometido a la ciencia y al trabajo, con el apoyo de la política. El gobierno ha caído en una corrupción que ha lastrado las instituciones democráticas, transformando la crisis económica en una enorme crisis social, usando únicamente sus grandes habilidades para permanecer en el poder, habilidades que no ha sabido desmontar una oposición política, fragmentada e incapaz de elaborar una alternativa regeneradora. A lo que debemos unir el "laberinto catalán", enfrentado a otro "laberinto jurídico", que deja fuera la acción política. Quizás otras elecciones nos traigan los cambios capaces de crear esperanza. Mi homenaje a la II República en su 87 aniversario. 

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