domingo, 26 de agosto de 2018

LA RADICALIZACIÓN IDEOLÓGICA DE LA POLÍTICA

    Actualmente, en occidente están apareciendo una serie de situaciones nuevas y otras viejas sin resolver, que han propiciado la radicalización ideológica. Podemos enumerar algunas de esas causas, a saber: la aparición de un terrorismo fanático y cruel por el denominado "Estado Islámico"; la difícil solución de situaciones sociales críticas, como la acogida de los refugiados que huyen de las acciones violentas; el aumento de la islamofobia y el auge de movimientos secesionistas, que forman algunos de los principales focos de polarización ideológico-política, propiciando a su vez la aparición de grupos radicales que prefieren soluciones drásticas, rechazando el dialogo. A ello colabora el inmovilismo político de la UE. En España, con aspectos que le son propios, habría que añadir el cierre parcial del posfranquismo (la llamada "Transición"), que ha durado demasiado tiempo sin tener en cuenta que los avances democráticos exigían con urgencia soluciones definitivas; por último, la corrupción general e institucionalizada. Añadir que estos radicalismos, en general, ocultan intereses bastardos, practican la mentira para fomentar sentimientos y procuran evitar el debate sereno, lo que dificulta soluciones políticas basadas en el consenso. Situaciones que actualmente se dan en los grupos más conservadores.  Veamos algunos ejemplos típicos de nuestro país:
    El "PP" tiene su origen en Alianza Popular (AP), fundado por Fraga en 1977 con otros exministros de Franco. En 1978, sus diputados no votaron a favor de la "Constitución". Refundado, ya como "PP", en 1989 (IX Congreso). Logró la Presidencia del Gobierno con José María Aznar entre 1996 y 2004 y con Rajoy entre 2011 y 2018, quien lo perdió por corrupción en una Moción de Censura. En toda su historia ha permanecido cercano al franquismo, financiando la fundación Francisco Franco. Rajoy presumió hasta el final de no haber gastado un céntimo en cumplir la Ley de la Memoria Histórica. La corrupción se remonta, sin interrupción en los hechos, a los tiempos fundacionales. Pese a ser la causa de la salida de Rajoy, todo ha seguido igual: su nuevo presidente, Pablo Casado, se ha librado ya de estar procesado por ser aforado y pasar el asunto al TS. También siguen igual o peor en emigración,  con Cataluña y con el franquismo. Con una desventaja, ahora no tiene garantizada su gran virtud: la unidad.
    Ciudadanos nació en 2006 de las entrañas de las trincheras contra el nacionalismo en Cataluña, apoyando al "PP". En sus comienzos nacionales, su fundador, Rivera, tuvo sus primeros éxitos como líder de un partido socialdemócrata: unos lo defendieron como el candidato idóneo para renovar los vetustos pactos del 78; otros lo consideraron el guardián definitivo del "gatopardismo" español, que quiere cambiarlo todo para que todo siga igual. Rivera utilizó otras palabras: "Queremos cambiarlo todo sin romper nada". Más adelante, cuando observó la decadencia del "PP", su sentido de la oportunidad le hizo definirse de centro-derecha y en la práctica de derechas o más, al son del "PP", a la vez que se definía como el azote de la corrupción. En la práctica intentó mantener los gobiernos del "PP" buscando subterfugios que disimularan la corrupción. Hoy es un partido que intenta ganar al "PP", siguiendo su obsesión electoralista, pero que ha perdido la brújula política, que quizás nunca tuvo.
    El independentismo catalán que actualmente manda pero no gobierna, tiene su origen en CiU, un partido acusado de corrupción, desde Pujol, su fundador, hasta Mas, su heredero. Pese a su continuo transformismo, aún sigue el proceso. En este tiempo siguen tensando el control del radicalismo. El próximo Otoño culminará su prueba de fuego. Espero que en los movimientos populares y los excesos verbales no surja la violencia.

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