domingo, 9 de septiembre de 2018

LOS PREVIOS DE UN OTOÑO POLITICAMENTE CALIENTE

   Pasado mañana se celebrará en Cataluña, centro del Otoño caliente, el Día Nacional de Catalunya, o simplemente Diada. Se conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas al mando del duque de Berwick durante la Guerra de Sucesión Española el 11 de septiembre de 1714, tras catorce meses de sitio. Esa victoria conllevó la abolición de las instituciones catalanas tras la promulgación de los Decretos de Nueva Planta, en 1716. Hoy, las instituciones catalanas existen con funciones, no menores, a las de entonces. Veamos cómo funcionan los dos últimos gobernantes de la Generalitat, partidarios, hasta ahora, de la independencia unilateral:
    Carles Puigdemont, en exilio voluntario, ha solicitado al Govern de Quim Torra que le otorgue las prerrogativas que le corresponden por ley como expresidente de la Generalitat. En un escrito remitido al Ejecutivo catalán el pasado 22 de junio,  solicitó formalmente la apertura de la oficina en función de su rango y que se le concedan, de acuerdo con la ley, las partidas para sufragar una oficina con tres trabajadores, un chófer y coche oficial, y servicios de seguridad. La petición excluye el cobro del salario al ser incompatible que un expresidente pueda percibir dos sueldos públicos. Puigdemont ingresa actualmente su asignación como diputado. Actualmente La Generalitat concede escolta y oficina de expresidente a Puigdemont, percibiendo su asignación como diputado. El gasto total de un expresidente de la Generalitat asciende a un millón de euros/año. Su mayor y único mérito en la gestión fue haber proclamado, de manera un tanto singular, la república catalana, partir en dos a Cataluña, provocar la salida de empresas, así como forzar la aplicación del artículo 155 por violar la Constitución y el Estatuto Catalán. Ahora vive en una mansión en Waterloo, en la que le pagan todo, por haber huido a Bélgica. Esas son sus preocupaciones. Los de ERC, que verdaderamente han dado la cara sobre lo realizado, están en prisión preventiva, razonada por la huida de los que no la dieron.
    El actual presidente, Quim Torra, lleva casi un año gobernando sin programa, sin haber aprobado ninguna norma y despreciando el Parlament. Mientras el paro aumenta, la situación social y cultural se deteriora y su visión del pueblo catalán se reduce a los que piensan como él. Durante su tiempo se han ido desmontando las mentiras que llenaban el victimismo económico (Borrell), la idea de que serían reconocidos en Europa y los sueños prometidos se alejan más. Todo ello dentro de un comportamiento cada vez menos democrático.
    A menos de una semana de la Diada, la estrategia de su discurso político ha consistido exclusivamente en seguir crispando los ánimos de sus seguidores, ocultando su incapacidad para gobernar, sus mentiras y el engaño de sus sueños. El presidente Sánchez sí está por el diálogo y la negociación, pero para unir a todos los catalanes, nacionalistas y no nacionalistas dentro del respeto a la ley, mientras, Torra llamaba a una movilización que comience con la Diada y que no cese hasta que haya sentencia para los políticos encarcelados. Pese a todo, la atención catalana se pasó a otra cuestión de mayor interés como fue la dimisión del líder de Podemos y los Comunes en Cataluña, Xavi Doménech. Esperemos que el actual "president" razone sobre lo mejor para todo su pueblo, pues ahora el independentismo unilateral cotiza a la baja. Si no quiere dialogar dentro de los límites de una realidad posible, al menos que no huya. El ministro de Interior prometió el pasado jueves, durante la reunión de la Junta de Seguridad, con asistencia de Torra, enviar más de 1.000 policías y guardias civiles a Cataluña para colaborar con los Mossos en el mantenimiento del orden; también reconoció, cumpliendo la ley, la neutralidad de los espacios públicos. Esperemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario